El efecto de algunas soluciones en el terreno de la movilidad moderna son difíciles de calcular: adelantar respuestas es tan complicado que a veces es mejor llevar a cabo experiencias al estilo de ensayo y error. ¿Dónde colocar puntos de recarga para coches o bicis eléctricas? ¿Cómo animar a la gente a que se mueva por la ciudad más con la bicicleta que con el automóvil? ¿Qué sucedería si de repente hubiera una gran oferta de aparcamientos gratuitos para medios de transporte alternativos al coche?

En la ciudad de Nueva York el Departamento de Transportes se plantea continuamente estas preguntas y está abierto a sugerencias de los ciudadanos. En ocasiones se lanzan concursos públicos de ideas que se salen de lo normal y que bordean esa línea del «¿qué sucedería si de repente…?» Y muchas veces las soluciones que surgen son económicas y muy ingeniosas.

En esta ocasión la idea ganadora ha sido la creación de aparcabicis para 12.000 bicicletas transformado antiguos postes de parquímetros para coches. Esta idea resuelve varios problemas de un plumazo gracias a todas estas acciones:

  • Por un lado, reutiliza miles de plazas de aparcamiento de pago que iban a quedar liberadas con un cambio de normativa, aprovechándolas para que «quepan» un mayor número de vehículos y personas en el mismo espacio: en el espacio de cada plaza de coche se pueden aparcar varias bicicletas.
  • Por otro lado, elimina el problema de que las bicicletas aparquen en lugares inapropiados, tales como fachadas de edificios: al tener un lugar prioritario en la acera, pueden aparcar sin peligro para los coches ni los transeúntes.
  • Los nuevos aparcabicis son gratuitos y sus diseños utilizan los mismos postes metálicos de los viejos parquímetros, a los que se han añadido unas piezas metálicas circulares donde se pueden «candar» varias bicicletas a la vez. Gracias a esto no es necesario tirar los viejos postes a la basura, sino que se reutilizan casi por completo los materiales ya existentes.

El efecto de este cambio todavía está por evaluar: el número de nuevas plazas de aparcamiento para bicis creados con esta acción en las antiguas plazas de parquímetros es mayor que todas las plazas de los llamados CityRacks que «oficialmente» existían hasta ahora – aunque la gente sigue usando de forma un tanto «irregular» cualquier parquímetro y otros lugares para atar sus bicicletas. La idea es ver qué sucede cuando hay un aumento significativo en el número de plazas – aunque obviamente no alcanza el número de plazas totales de la ciudad, donde también existen los llamados Bike Corrals o «corralitos» de varios CityRacks en zonas espaciosas además de los aparcamientos vigilados y edificios privados.

En algunas otras ciudades del mundo se han llevado experiencias similares relativas a los vehículos eléctricos, aunque todavía es pronto para evaluar las conclusiones: ¿Qué sucede cuando pones muchísimos puntos de recarga eléctrica para vehículos en una ciudad, sin importar si ya hay muchos o pocos coches? ¿Qué sucede si en cada gasolinera y centro comercial hubiera enchufes de recarga? En cierto modo esto recuerda un poco las experiencias Internet que llevan a cabo empresas como Google cuando deciden probar en una ciudad piloto qué sucedería si todo el mundo tuviera 1.000 megabits por segundo de fibra óptica en sus hogares o si el Wi-Fi fuera completamente gratuito y ubícuo en cualquier calle, oficina y local. En otras palabras: el «Qué sucedería si…» llevado a su máxima expresión.


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