Innovación y futuro. La mejora de la experiencia del usuario como objetivo final de las empresas. El Internet de las cosas. Todo lo mencionado son las tendencias y realidades de la era tecnológica que estamos viviendo y que abarca todos los campos. El de la automoción es uno de ellos, un sector en el que ya se están gestando proyectos que presentarán nuevos desafíos: los coches autónomos.
Tener la opción de conducir con las manos en el volante o charlando animadamente con el resto de los pasajeros mientras se chatea con el smartphone o se escucha música es una de las pretensiones de los prototipos y proyectos que marcas de automóviles como Mercedes o Ford están desarrollando, tal y como se ha informado en la reciente CES, la mayor feria de la tecnología celebrada en Las Vegas.
Tanto una firma como otra apuestan por revolucionar la conducción, haciéndola más agradable y cómoda a través de la tecnología, una tecnología que hará posible un coche no perecedero, que no quedará obsoleto, y actualizable con una simple descarga. Las mismas actualizaciones a las que estamos acostumbrados a realizar en nuestros teléfonos móviles, ordenadores de sobremesa o portátiles, conseguirán mantener al día al vehículo.
Los retos que presentan estos coches del siglo XXI son muchos; al diseño, equipamiento técnico y tecnología en sí, hay que sumarle otra serie de factores. La protección de datos, por ejemplo. ¿Será necesario un contrato de cesión por parte del comprador del vehículo para que el concesionario pueda acceder a su ordenador de a bordo y ofrecerle la información que demanda? Muy probablemente ese será el camino a tomar.
Otro punto que presenta reflexión es el de la responsabilidad ante un accidente, cuando la conducción se realiza sin un conductor «humano», sino que es llevada a cabo por el propio vehículo. ¿Sobre quién recaerá? ¿En el propietario del vehículo?, ¿en la fábrica de coches?, ¿en el desarrollador del software?
Según Mark Fields de la casa Ford, aún es pronto para legislar sobre estos importantes aspectos, puesto que hay que dejarles tiempo a las marcas de coches para poder desarrollar al completo sus productos y contrastar qué necesidades implicará esta nueva forma de conducir. Sobre la fecha de salida del coche autónomo comenta que tendrá lugar cuando estén realmente preparados y puedan hacer que sea accesible para la clase media, el público objetivo de la marca desde hace 110 años, aunque la fecha que barajan es la del año 2020.
Hacia una línea más lujosa, como es habitual en la casa, se dirige la compañía Mercedes, que augura la salida a la venta de su coche autónomo para el año 2030.
Conducir por ti mismo o delegar en el vehículo con tecnología avanzada: un reto alcanzable dentro de muy pocos años.
Imagen| www.motorpasion.com
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