Como anticipo de la llegada de los transportes públicos autónomos «masivos» algunas ciudades están poniendo en marcha programas experimentales para comprobar en condiciones reales qué es lo que sucede cuando se realiza la gran combinación: tráfico rodado real (coches, motos, bicicletas) combinado con vehículos autónomos en zonas en ocasiones «especiales» de la ciudad inteligente (señales, marcas, sensores, estaciones de recarga) en convivencia con los peatones.

En Londres, por ejemplo, se va a llevar a cabo durante unas semanas una prueba con un minibús eléctrico como parte del denominado GATEway Project (es el que protagoniza el vídeo de Vocativ). Circula a unos 15 km/h y cuenta con sensores que lo dotan de una capacidad de visión de unos 100 metros por delante de donde está circulando. El vehículo no es de gran capacidad; de hecho tan solo lo probarán unas cien personas en total, pero se hará en condiciones reales circulando por zonas peatonales. Gracias a que lo hace a muy baja velocidad se integra perfectamente con los paseantes, normalmente en las zonas de negocios más modernas de la ciudad, por donde más fácil le resulta circular.

El autobús va parando en los lugares designados, abre sus puertas y cuenta con espacio para cuatro pasajeros. Debido a que todavía es una prueba viajará con un conductor en su interior «por si acaso se dan situaciones de emergencia», aunque la idea es que no lo necesite en el futuro. Otro simpático minibús similar, también de formas redondeadas, circula por las terminales y las diversas zonas de aparcamiento del aeropuerto de Heathrow. Lo hace por sobre especie de carriles cerrados como si fuera prácticamente un tren o un tranvía, algo que le resulta más fácil a sus sensores.

Pero ha habido experimentos similares en muchas otras ciudades. En Las Vegas (Nevada, Estados Unidos), una de las ciudades pioneras en aplicar normativas para la circulación de vehículos autónomos, otro minibús llamado ARMA (fabricado por Navya) ya circula por algunas de las calles más emblemáticas. Es el mismo minibús que también se ha utilizado en pruebas en Francia y si se eligió esta ciudad para las pruebas fue porque es de las que permite realizar un mejor mapeado de las calles y avenidas, algo importante cuando el vehículo ha de conducir solo, aunque sea a baja velocidad.

Easymile EZ10
También en París y en California el EZ10 del fabricante EasyMile ha hecho sus pinitos recorriendo rutas en pruebas en una zona cerrada al tráfico rodado (compartiendo el espacio de peatones). Durante las pruebas estas zonas están delimitadas por líneas o señales verticales, en ocasiones «acordonadas» para que los peatones no entren en ellas: es una forma sencilla de garantizar la seguridad de los experimentos. En la infraestructura de las ciudades inteligentes elementos como los semáforos, las señales verticales e incluso los pasos de peatones e intersecciones pueden contar con dispositivos que se comuniquen con los vehículos autónomos para servirles de guía.

Entre las ventajas de este tipo de microbuses están su ecomovilidad (son todos eléctricos y no producen emisiones contaminantes), su desplazamiento silencioso y que en su mayor parte no necesitan modificaciones en las infraestructuras existentes. Algunos de ellos también pueden realizar recorridos fuera de las rutas establecidas, por ejemplo cuando los usuarios lo solicitan mediante una app en el móvil – comportándose en ese caso un poco como si fueran taxis. Entre sus desventajas: todavía resultan muy caros y al no transportar más que a unas pocas personas por trayecto son de más difícil amortización. En cualquier caso son vehículos que van «marcando el camino» de lo que pueden ser vehículos similares más grandes, rápidos y efectivos en el futuro.


Tags: