En estas líneas vamos a hablar fundamentalmente de economía circular, un concepto que supone un paso más en la política medioambiental de cualquier empresa y es, sin duda, un claro objetivo de futuro.

Todo ello sin restar importancia al reciclaje de residuos y a su correcta gestión ya que, como comentamos en la entrada sobre la última milla sostenible, tener el control sobre el destino de los residuos es lo que permitirá su inserción en un bucle de economía circular.

¿Qué es la economía circular?

Para buscar una definición canónica de la economía circular, consultamos la web del Parlamento Europeo:

La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.

Como vemos engloban las ya conocidas 3R (reducir, reutilizar y reciclar) pero con los añadidos de que implica un cambio total de modelo de producción y que la reducción de residuos ha de ser casi completa. En eso estriba la importancia del término circular, ya que un material que en teoría acaba su vida útil es utilizado de nuevo siempre que sea posible, generando valor añadido.

Los beneficios son claros. El principal es, obviamente, la reducción del coste medioambiental, pero también se pretende estimular la economía, generar empleo y conseguir productos finales de mayor calidad y durabilidad.

La economía circular en el mundo de la logística

Esta asociación la podemos plantear desde dos puntos de vista. Por un lado, tenemos a las empresas que se dedican a la logística, lo que incluye a las empresas de mensajería y paquetería, que irán adoptando poco a poco este nuevo modelo productivo en toda su actividad. Por otro, tenemos que tener en cuenta que las empresas de cualquier sector que “practiquen” la economía circular necesitarán la logística adecuada para ello. Y aquí surge un interesante concepto: la logística inversa.

El término de logística inversa puede referirse a varias cosas. Por un lado, hablando de ecommerce, define el proceso por el cual un paquete o mercancía hace el recorrido inverso al habitual: va desde el cliente hasta el productor o el distribuidor. Es decir, la clásica devolución, un servicio añadido a los clientes de cualquier comercio electrónico. Pero como nos cuentan desde el blog de Dadatec, el concepto es mucho más amplio y nos recuerdan la definición que dieron en 1999 Rogers y Tibben-Lembke:

El proceso de planificación, ejecución y control de forma efectiva y eficiente, del flujo de las materias primas, inventario en proceso, productos terminados e información relacionada, desde el punto de consumo hasta el punto de origen, con el fin de recuperar valor o la correcta eliminación.

Es decir, hablamos del “viaje” de los materiales (o de un producto completo) hasta su punto de origen para ser utilizados de nuevo o, si no hay más remedio, reciclarse de la forma más correcta. Es importante no confundir reutilizar con reciclar. Las gestiones de inventario son más complejas en el caso de la logística inversa pero es mucho mayor el fin positivo que se persigue.

Economía circular + ecommerce

Hay expertos que aseguran que para el año 2029 toda la economía será circular. Todas las empresas tendrán que adaptarse para ser competitivos o para cumplir las nuevas legislaciones. Pero por encima de todo ha de estar el compromiso con el medio ambiente.

Excepto la pincelada hecha al hablar de las devoluciones, hasta ahora hemos puesto el foco de la logística inversa y de la economía circular en la cadena de producción de un producto. Pero en el día a día del trabajo de una empresa de paquetería y mensajería, gran parte de la labor logística se centra en el intercambio de paquetes entre particulares y en la entrega de mercancías que van desde un comercio (cada día en mayor medida electrónico) al usuario final. En este proceso también hay elementos, más allá del producto enviado, que son susceptibles de entrar en un bucle de economía circular.

Uno de ellos es el packaging que, según comentan los expertos, tiene una aceptable tasa de reciclaje del 70%. Es además una responsabilidad del ecommerce, que en otros aspectos puede ser más “verde”, impulsar la economía circular en la gestión de los embalajes. Hay quien no se queda en señalar el problema y propone soluciones, como Veronica Kuchinow, que pueden pasar por usar menos envoltorios con diseños que, sin usar tanto material, protejan correctamente su contenido. Kuchinow también apuesta por el uso de materiales reciclados y reciclables y, por supuesto, por la logística inversa: recogida y reutilización del packaging.

Otro de los aportes del ecommerce a la economía circular puede ser su ayuda a las empresas de moda circular o con modelos de negocio similares. Nos referimos, básicamente, a los comercios electrónicos de ropa de segunda mano. Internet da acceso a los compradores interesados a una oferta gigantesca de prendas que están “deseando” tener una segunda vida. Y quien habla de ropa puede hablar de teléfonos móviles, libros, DVDs o infinidad de productos.

 

Aunque sean conceptos que puedan resultarnos novedosos, la importancia de la sostenibilidad y la urgencia de hacer descender los niveles de emisiones contaminantes, hacen que no hablemos de una opción sino de un camino sin retorno. La economía en general y el ecommerce en particular, debido a su mayor peso cada día que pasa, serán sostenibles o no serán. Y la importancia del concepto economía circular es que nos hace dar el paso de hablar de pequeñas soluciones a poner sobre el tapete un cambio radical de modelo.


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