Robot Taxi

La mejor forma de imaginar los Robot Taxis es como un coche privado con chófer: basta llamarlos a través de una app del teléfono móvil para que se presenten en la puerta de casa y abran la puerta a los pasajeros. Tras ocupar el vehículo se dirigen a su destino de forma automática y después de dejar allí a los ocupantes quedan listos para el siguiente servicio. ¡Pero sin conductores humanos al volante!

Este invento de dos compañías japonesas (DeNA y ZMP) ha combinado las tecnologías en las que llevan años trabajando sobre comunicaciones móviles y desarrollos en Internet con los RoboCar, unos vehículos autónomos equipados con sensores y otras tecnologías. ¿El objetivo? Convertirse en una especie de «taxis olímpicos», sirviendo como transporte para los visitantes de los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Tokio en el año 2020. Toda una demostración de «fuerza tecnológica» para el país.

Robot Taxi

Los Robot Taxis pueden traer y llevar a la gente por la ciudad, servir como guía para los turistas o llegar a zonas en los que por alguna razón el servicio público ha quedado interrumpido (por falta de uso, horarios o presupuesto). También serían una alternativa para ancianos y personas que viven solas y tienen que acudir a centros médicos de forma periódica, siempre que tengan un mínimo de movilidad como para subirse y bajarse del vehículo. Este segmento de la población, cada vez más anciana, crece cada año en el país nipón.

Los coches utilizan tecnologías como los mapas y callejeros, el reconocimiento de peatones y la detección de señales de tráfico para circular correctamente. También emplean el aprendizaje automático propio de la inteligencia artificial durante su entrenamiento y operación.

Robot Taxi

En los cálculos que las compañías manejan el factor determinante es que en un taxi convencional aproximadamente el 70 por ciento del coste es el conductor. Eliminado este factor humano si los coches circularan de forma autónoma muchos trayectos y destinos que hoy en día no son viables por costes pasarían a ser plausibles. Aun así Japón todavía ha que poner en marcha la normativa que regule el funcionamiento de los vehículos autónomos; hasta ahora todavía se exige que cualquier coche que circule por la calle deba ser «operado por un conductor» por seguridad.


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