El lío del Brexit que llevará al Reino Unido a salir de la Unión Europea por las buenas o por las malas sigue siendo tan monumental que ya se cuentan por decenas las anécdotas insólitas al respecto, por no hablar, incluso, de algunas irregularidades detectadas en el proceso. El asunto sigue causando confusión entre la población y los gobiernos, acerca de qué sucederá y a qué acuerdos comerciales se llegará para evitar que el caos se apodere de las relaciones internacionales con el Reino Unido. Tanto las empresas como los negocios que operen especialmente en el ámbito del comercio electrónico deben estar al tanto de los posibles efectos que todo esto tenga, e informarse de todos los detalles importantes a nivel logístico, legal, de operaciones y de facturación.
Por un lado están en marcha las campañas políticas en Internet, Leave.EU y RemainVoter.com, una a favor de la salida, otra en contra y en las que para colmo se han detectado algunas irregularidades, tanto en su financiación como en el uso de desinformación y en la protección de datos personales. Por ahí aparecen implicados personajes de Cambridge Analytica, una empresa más conocida por el escándalo de Facebook, quien le proporcionó acceso a millones de perfiles de usuarios de cara a segmentar campañas políticas en época de elecciones.
Problemas para el whisky. Igual que España es famosa por el jamón y el vino, el whisky escocés vive en gran parte de su fama y de las exportaciones: 5.400 millones de euros ni más ni menos, un 20% de las exportaciones alimenticias del Reino Unido. El Brexit supondrá todo un problema para el whisky porque si no se consiguen acuerdos para adecuar la oferta, demanda y los precios puede producirse un auténtico desastre. No solo eso: al salir de la Unión Europea las normativas relativas a denominaciones de origen –en ambos sentidos– deberían re-negociarse: solicitar el registro en Reino Unido de las denominaciones protegidas por las normativas europeas y viceversa. La lógica dice que el Reino Unido garantizará esa protección al mismo nivel que la reciban sus marcas y denominaciones, pero no es la lógica lo que precisamente está brillando en todo este asunto.
Pesca y agricultura. Dado que Europa obtiene la mitad de sus capturas en pesca en aguas del Reino Unido, e irónicamente también Reino Unido importa la mayor parte de su pescado, el resultado puede ser paradójicamente una situación perdedora para ambas partes si no hay un acuerdo al respecto, con aumentos artificiales de precios por razones políticas. Por otro lado, el Reino Unido se plantea acabar con la política de subsidios a la agricultura (siempre se han considerado perjudicados por Europa) para contentar a los productores nacionales, lo cual puede tener un resultado explosivo si a la vez llegan a acuerdos con países americanos o asiáticos para importar sus productos, que suelen ser más baratos.
Complicaciones en las autopistas. El Brexit afectará incluso a la circulación en las autopistas británicas. En el caso de la zona de Dover y la autopista M20 por la que circulan coches y camiones desde Francia a través del Eurotúnel ya se prevén problemas y atascos debidos a los controles aduaneros surgidos del reforzamiento de las fronteras europeas. Hasta han diseñado un plan especial, llamado Operación Brock, para usarlo en toda la zona del condado de Kent llegado el momento, que incluye el desvío de autopistas y carreteras cercanas para garantizar la fluidez del tráfico.
Haciendo acopio como si no hubiera un mañana. A principios de año hubo británicos que se dedicaron a hacer acopio incluso de comida congelada y enlatada «por si las moscas». Dado que algunas de las conservas se mantienen comestibles durante 25 años podría decirse que es un plan «a largo plazo», aunque se antoja un tanto histérico. Aunque esto fuera más anecdótico que otra cosa, el hecho cierto es que hay empresas haciendo acopio de materias primas, repuestos y otros materiales, «como preparándose para tiempos de guerra», según tituló el Wall Street Journal: repuestos para vehículos de importación, metales importantes para la fabricación de piezas y otras materias primas. Un caso significativo fue el de Airbus, que decidió invertir decenas de millones de euros en acumular piezas para el mantenimiento de sus aviones en Reino Unido durante todo un mes completo. La razón es doble: por un lado, asegurarse los precios ante una posible subida; por otra, garantizar la disponibilidad dado que esos envíos pueden sufrir retrasos debido a los problemas burocráticos de las importaciones y las aduanas.
De momento el Reino Unido tiene que acudir por obligación a las próximas elecciones al Parlamento Europeo, y Theresa May ha ofrecido votar sobre un segundo referéndum del Brexit para que el Parlamento Británico acepte un nuevo acuerdo del Brexit, modificado tras haber sido rechazado en tres ocasiones. Pero si elegirán finalmente la opción de Brexit con acuerdo, o la opción de «Brexit duro» sin acuerdo está todavía por ver.
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