Leyendo noticias sobre comercio electrónico de hace tres o cuatro años pronto se comprueba que hay algunos términos que se repiten: “hábito minoritario” o “el ecommerce no despega”. En los informes presentados durante el año 2016 se constataba que no llegaba al 20% el número de españoles que realizaban compras online al menos una vez por semana. Y entre las causas, una recurrente: la percepción de inseguridad de los internautas, el miedo a que sus datos personales y de pago fueran robados o usados de forma fraudulenta.

Es evidente que la situación ha cambiado, y ahora estamos en una coyuntura en la que las cifras de ventas del comercio electrónico crecen trimestre a trimestre. Esto no quiere decir que todo el trabajo esté hecho. Ahora es cuando hay que responder a la confianza de los clientes con webs que hagan su compra lo más segura posible.

¿Cómo se puede mejorar la seguridad de un ecommerce?

Una de las primeras medidas que tiene que tomar el responsable de un comercio electrónico es elegir la plataforma adecuada para que funcione su negocio. Siempre está la posibilidad de encargar una tienda online “llave en mano”, que una empresa experta nos aconseje y se encargue por completo de su puesta en marcha. O en el caso de las pymes se puede optar por elegir un CSM para ecommerce como WooCommerce o PrestaShop. Pero hay que tener claro si se puede llevar a cabo, sin ayuda, el proceso de instalación y, posteriormente, su mantenimiento.

El siguiente paso para mejorar la seguridad de las transacciones es adoptar el protocolo seguro de navegación https en la tienda online. Dicho protocolo se incorpora a la web obteniendo un certificado SSL. Por un lado estamos encriptando la transmisión de datos sensibles, por lo que la compra es más segura. Y, además, se aumenta la confianza del internauta, ya que son fácilmente reconocibles tanto la “s” adicional al comienzo de la dirección web como el símbolo del pequeño candado que aparece en el navegador. Existen otros certificados y otros protocolos, pero estos son los más usados y están al alcance, incluso hay versiones gratuitas, de cualquier pyme o autónomo.

El tercer aspecto a cuidar sería la elección del medio de pago. O de los medios de pago, porque el responsable del ecommerce ha de asegurarse de que ningún hipotético cliente abandona la web sin hacer su compra porque no ha encontrado la forma de pagar que le resulta adecuada. En el caso de pymes lo más sencillo es recurrir a una empresa que ofrezca una pasarela de pagos que incluya encriptación de datos, seguridad, y a la vez sea fácil de usar para los compradores. Opciones hay muchas, y Pay Pal es tan solo una de ellas.

Hay otro consejo que es especialmente interesante para pequeños ecommerce: hay que almacenar la menor cantidad posible de datos sensibles. Sí, es cierto, los grandes marketplaces almacenan el número de tarjeta de crédito y eso hace que posteriores compras sean mucho más rápidas y cómodas. Pero para una pyme siempre es más complejo almacenar de forma segura este tipo de datos. Pasarelas de pago como Google Pay pueden ayudar a ofrecer este servicio a los clientes.

Hay muchos más aspectos a tener en cuenta para mejorar la seguridad en un ecommerce. Los mencionados son los principales, pero casi cualquier decisión que tome una empresa del ramo influye de una forma u otra en que las compras sean seguras. Desde la elección del hosting donde se aloja la web hasta la protección contra virus y malware que se tiene en los ordenadores de la empresa. Siempre hay que cuidar la formación de los trabajadores que velan por el buen funcionamiento de la tienda online y, si en algún momento no se cuenta con los conocimientos adecuados, buscar el asesoramiento externo adecuado para subsanar la carencia.

Por último, pero no menos importante: insistir en la vigilancia continua y en poner en marcha cuantas medidas adicionales de seguridad sean necesarias.

¿Y qué tienen que hacer los internautas?

Si bien la responsabilidad de que un negocio de ecommerce sea seguro recae por completo en el empresario que lo gestiona, resulta francamente útil para los internautas, los clientes potenciales, tener claro cómo detectar si una tienda online es segura, es falsa o tiene carencias graves. Generalmente el internauta medio se fía de las tiendas online de las grandes empresas que todos conocemos, y con el paso del tiempo va confeccionando su propia lista de comercios electrónicos seguros en base a su experiencia. La duda llega cuando, como en el mundo físico, nos encontramos con una nueva, y presumiblemente pequeña, tienda online que no conocíamos.

En realidad se trata de comprobar si los responsables de la tienda online han hecho “los deberes”. Con un solo vistazo el cliente potencial verá si el ecommerce usa un protocolo de navegación seguro y comprobará si los medios de pago que se le ofertan son seguros y adecuados a lo que necesita en ese momento. Nunca está demás comprobar los datos de contacto que constan en la web.

En Xataka, entre varios consejos de interés, nos hacen un apunte muy interesante. A veces estamos en una web muy grande, en principio de total confianza, pero que funciona como plataforma de venta para pequeños vendedores. Puede pasar, por ejemplo, en Amazon o en Aliexpress, que un internauta despistado no se de cuenta de que está haciendo una compra a un tercero. En principio la web que aloja la transacción va a velar por los intereses del comprador, pero conviene asegurarse de la seriedad del vendedor en cuestión.


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