HEVO Power

Una de las cuestiones relativas al funcionamiento cotidiano de los coches eléctricos es cómo facilitar su recarga en las ciudades. Como solución sostenible que contamina menos son estupendos pero… ¿resulta práctico para la gente cargarlos en sus casas o centros de trabajo?

Una compañía llamada Hevo Power tiene un sistema alternativo que si bien no es totalmente nuevo se ha estado usando ya con un despliegue razonablemente «real» en una gran ciudad: Boston. Tras estas pruebas en las que se han comprobado sus pros y contras, ahora se plantean llevarlo a algunas ciudades de California e incluso a Nueva York. ¿Su invento? Una especie de «tapa de alcantarilla de recarga eléctrica» sobre la que se aparca el vehículo, que mediante inducción y sin contacto físico recibe la energía para cargar las baterías a través de un adaptador especial.

Estos cargadores eléctricos «sin contacto» son visibles en el suelo puesto que ocupan prácticamente el mismo sitio en el que actualmente se encuentran las tapas de las alcantarillas y otros servicios públicos. Con un aspecto similar son resistentes y pasan desapercibidos; están situados en zonas marcadas especialmente para la recarga de vehículos eléctricos. Los vehículos se adaptan con un receptor inalámbrico en su carrocería y tan solo tienen que aparcar encima –alineando todo lo posible los puntos clave de interconexión– y pulsar algunos botones en el teléfono móvil para comenzar la recarga.

Este tipo de recarga eléctrica no es a nivel energético tan eficiente como los cables y enchufes, pero como alternativa no está mal y evita los problemas de «compatibilidad» que hay entre los cables de unos y otros fabricantes – por no hablar de que, como también, «es más elegante». Sus creadores aseguran, además, que  proporciona suficiente energía a los vehículos como para recorrer distancias cortas.

Una de las ideas es instalar las tapas cargadoras en las plazas para vehículos de carga y descarga de las grandes ciudades. Las furgonetas de reparto eléctricas serían las candidatas ideales a usarlas, puesto que recibirían una recarga corta pero suficiente como para continuar hasta la siguiente parada.

En todo este montaje los conductores reciben la información sobre las plazas de aparcamiento libres en la ciudad y su ubicación a través del teléfono móvil y una app específica, algo similar a como ya hacen otras redes de reserva y aparcamiento inteligente en algunas ciudades. El pago también se realiza desde la misma aplicación.

Según los cálculos de la compañía, la solución puede resultar más sostenible, eficiente y económica que otras porque los vehículos –ya sean de particulares o pequeñas flotas dedicadas a la logística– pueden equiparse con baterías más ligeras y baratas, que se recarguen más frecuentemente. Saber que en la zona de operación podrán contar con una red de puntos en los que recargarse de forma planificada y sin complicaciones, es otra ventaja. Casi como los Fórmula 1, tan solo hay que acercarse a la «tapa de recarga», parar, esperar un rato, ver subir la aguja y arrancar para seguir hasta el siguiente punto: el conductor ni siquiera tienen que bajar de su vehículo.


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