¿Serán muy diferentes los supermercados del futuro? ¿Qué sucedería si pudiéramos aplicar las tecnologías actuales más avanzadas a algo tan cotidiano como hacer la compra? ¿Modificaríamos nuestra forma de comprar, empaquetar y transportar los productos del día a día? Un diseñador Italiano llamado Carlo Ratti dejó volar su imaginación aplicando lo más moderno en tecnología en una instalación «conceptual» de la pasada Expo Milano. En sus propias palabras, «se trata de crear un posible futuro que además nos guste». Y lo cierto es que ese futuro tiene muy buena pinta.

Tal y como puede verse en el vídeo de Futurism, el supermercado del futuro podría ser mucho más amplio y límpido que los actuales; en parte sería debido a que las necesidades de visualización de información serían muy diferentes: el hecho de que las pantallas informativas pudieran ser transparentes daría además una sensación de amplitud mayor en los locales.

Y es que en un mundo comercial en el que el Internet de las cosas mantiene todos los productos «conectados» nada sería tan fácil como mostrar en una gigantesca pantalla plana la información del producto que se tiene en la mano: nada de tener que escudriñar la «letra pequeña» o volverse loco comparando precios: bastaría con levantar la mirada. Las características de los productos se podrían ver con todo detalle, incluso comparándolos unos con otros.

Online Supermarket Shopping Hands with computer tablet touching shopping cart icon in front of supermarket groceries

Al disponer de más espacio para la visualización de información, los clientes podrían comparar el origen de los productos, su valor nutricional o incluso la huella de carbono asociada (emisiones de carbono debidas al transporte, distancia recorrida, envase, etcétera). Con las posibilidades de personalización actuales además no parece que fuera muy difícil preconfigurar ciertos valores «preferidos» en una web de comercio electrónico o una app del teléfono móvil para que la tienda ofrezca principalmente los productos que mejor encajen con los gustos del cliente (por ejemplos los bajos en grasas, las marcas blancas o los productos locales frente a los de importación).

Finalmente, otro aspecto que podríamos ver trasformado es el de los reponedores y empleados que ayudan a los clientes en las zonas de producto: brazos robóticos de todo tipo podrían encargarse de estas tareas rutinarias con gran habilidad y precisión e incluso preparar minuciosamente las cajas con los productos frescos elegidos dejándolas listas para su transporte a casa.


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