Desde que existe Internet los avances en muchos de los ámbitos de la tecnología, la industria e incluso la cultura y el saber, se nombran como si fueran las sucesivas versiones de un programa informático. A principios de junio se iba a celebrar en la Fira de Barcelona la SIL 2020, feria de Logística, Transporte, Intralogística y Supply Chain del Mediterráneo, aunque debido a las actuales circunstancias ya se puede ver en su web oficial que ha sido trasladada a septiembre. Según se puede leer en la prensa especializada los principales ejes de reflexión de este encuentro van a ser la sostenibilidad y la logística 4.0.
Pero, ¿qué es la logística 4.0?
El término tampoco esconde un misterio mayor que la incorporación de las últimas tecnologías disponibles a la actividad de la que estamos hablando; en nuestro caso al almacenamiento y la distribución de mercancías. Como bien explican en el blog de IMF, la logística en el año 2020 ha de incluir avances técnicos como la digitalización, la interconexión y la informática en la nube. Pero lo verdaderamente importantes es a qué retos pretendemos dar respuesta con el uso de esta tecnología. Logros concretos, como reducir los tiempos de espera del cliente o anticipar sus necesidades.
Digitalización, omnicanalidad y trazabilidad
Son tres conceptos que vienen asociados de manera indisoluble a la logística 4.0. Como no podía ser menos, de una forma u otra hemos ido desgranando su significado en este blog. La digitalización es un tren que ya nadie puede perder, da igual de qué sector hablemos. En el caso de la logística va a posibilitar que cualquier empleado tenga acceso a la información actualizada del estado de un pedido.
Al hablar de omnicanalidad es probable que lo primero que venga a la mente del lector sea el proceso de venta, pero no hay que confundirlo con otro término, multicanalidad, que se refiere a la capacidad de abordar a un cliente por varias vías, por ejemplo una tienda física y una tienda online. La omnicanalidad es un concepto mucho más amplio que incluye el marketing y el proceso de venta, pero que también se extiende a toda la cadena logística, desde el almacén hasta la entrega del producto adquirido. Un cliente puede querer optar por recibir el paquete en su casa o por ir a buscarlo a Correos, a otro tipo de punto de entrega o a una de las tiendas de empresa vendedora. Puede quererlo en 24 horas o no tener prisa alguna. El cliente manda.
La trazabilidad en logística consiste en saber cuál es el origen de un producto y por saber por qué etapas ha pasado en cada momento y, por ende, en qué lugares ha estado. Esto es importante siempre, pero se vuelve crucial si estamos hablando de sectores de comercio concretos como el de la alimentación en el que es necesario mantener la cadena de frío de un producto. En ese caso querremos saber la temperatura a la que está la mercancía en cada instante del proceso, por lo cual la precisión en la trazabilidad será indispensable.
Responder a las necesidades del cliente y anticiparse a ellas
En última instancia cualquier mejora que se ponga en marcha en una actividad empresarial ha de estar enfocada en responder a las necesidades del cliente. Hablando de logística hay una meridianamente clara: que los paquetes lleguen cuanto antes. Para ello la cadena logística ha de reducir sus tiempos de respuesta. Todo ello está relacionado con el concepto de logística inteligente que es aplicable a toda la cadena de distribución empezando por almacenes automatizados y acabando por un reparto urbano inteligente.
El concepto de logística inteligente es un paraguas que engloba diversos tipos de tecnología, como el Big data y la inteligencia artificial. El Big Data, el análisis de grandes cantidades de datos, permite predecir las necesidades los los clientes, por ejemplo en épocas del año especiales, y estar preparados para dar respuesta a ellas, con el consiguiente ahorro de tiempo y, probablemente, de dinero.
En cuanto a la inteligencia artificial ya se ha comentado en alguna ocasión en este blog que su alianza con la logística es ya imprescindible. Hablamos de una rama de la informática con aplicaciones claras sobre el terreno, como la automatización y el uso de la robótica en los almacenes o la creación de softwares que ayuden a optimizar las rutas de transporte de las mercancías. Todo esto redundará en lo comentado al principio del artículo: reducción del tiempo de espera de los clientes.
Todas las tecnologías citadas están siendo usadas a día de hoy por las empresas de logística. No estamos hablando, entonces, de una revolución por llegar, sino de avances imprescindibles para poder dar el servicio que un usuario de un servicio de paquetería en general, o un cliente de un comercio electrónico en particular, considera que tiene que recibir. Bienvenidos al presente.
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