La calidad del aire es tan importante para nuestras vidas que cada vez se usa más tecnología para evaluarla continuamente. Las iniciativas para monitorizar la calidad del aire están a la orden del día en las ciudades y núcleos urbanos, pero muchas veces el peligro llega desde la distancia. Los recientes episodios de los incendios de Canadá, cuyo humo y partículas llegaron hasta Europa al cabo de unos pocos días, son un buen ejemplo.
El problema es que todas esas partículas en suspensión que arrastran los vientos acaban afectando a nuestra salud. Por suerte, contamos hoy en día con herramientas de alerta en los móviles y ideas como el AQI (Índice de Calidad del Aire) que valora los índices de calidad en valores por colores fáciles de entender:
- ████ Verde = bueno
- ████ Amarillo = aceptable
- ████ Naranja = peligroso para grupos sensibles
- ████ Rojo = malo para todo el mundo
- ████ Morado = condiciones de emergencia
- ████ Marrón; emergencia general
Estas iniciativas a veces surgen en Estados Unidos y luego encuentran su equivalente en Europa, como es el caso de la iniciativa de la NASA con el instrumento de monitorización llamado TEMPO, que comienza este año su misión espacial a bordo de un satélite y con el que Europa contará con un equivalente próximamente.
Un instrumento especializado para medir la calidad del aire
El instrumento TEMPO (Tropospheric Emissions: Monitoring of Pollution) es fruto de la colaboración entre la NASA y el Observatorio Astrofísico Smithsonian. Se trata de un espectrómetro capaz de observar y medir desde el espacio la polución sobre Norteamérica, desde México a Canadá y desde el Atlántico al Pacífico. Al ser sencillamente un instrumento, va montado sobre el satélite Intelsat 40e que se lanzó en abril en un Falcon 9 de SpaceX. Físicamente es como una gran caja metálica con cámaras de infrarrojos y luz visible que apuntan a la Tierra, fijada al satélite que se mantiene en órbita geoestacionaria, a unos 35.000 km de altitud a 91° Oeste.
Lo que diferencia al TEMPO de otros instrumentos es que puede tomar muestras de datos de toda Norteamérica cada 60 minutos, con una resolución de entre 2 y 5 km. Tradicionalmente sólo se han podido obtener datos de este tipo de forma diaria o cada varias horas como máximo, lo que dificulta hacer el seguimiento de los componentes químicos y las partículas de polución en el caso de incendios, accidentes o episodios de alta contaminación. Aunque esto normalmente se suple con modelos matemáticos, contar con datos más afinados, en tiempo real y más variados es sumamente importante.
Entre otras cosas, el TEMPO podrá medir las concentraciones de:
- Ozono
- Dióxido de nitrógeno (NO₂)
- Formaldeído, acetilendiol y óxido de azufre (H₂CO, C₂H₂O₂, SO₂)
Todo esto le proporciona la capacidad de calcular muestras más pequeñas que el tamaño típico de una ciudad, hacerlo más frecuentemente y, además, analizar de forma individual los diversos componentes que se encuentren en la atmósfera y las nubes.
Análisis de la calidad del aire para todo el planeta
El conjunto de datos que captará el instrumento TEMPO será inmenso y permitirá no solo alertar de episodios puntuales, sino además entender mejor cómo evoluciona la calidad del aire respecto a los cambios climáticos, los vientos y otros fenómenos atmosféricos.
En la página web del proyecto el equipo del Observatorio Astrofísico Smithsonian, compuesto de meteorólogos, analistas de datos, ingenieros y físicos, explica en un vídeo divulgativo todos los detalles del proceso. Uno de los ejemplos que ponen fue el incendio de Saskatchewan en Montreal (Canadá) de 2015, que generó una enorme fumarola de partículas sumamente nocivas que pudo detectarse a tiempo y que recorrió 3.000 km llegando hasta la costa.
Ahora incidentes como ese podrán controlarse mucho mejor y analizarse en menos tiempo y con mayor precisión. Uno de los problemas, explican, es que cuando el aire con polución llega a las ciudades el efecto nocivo se produce muy rápido. Los sistemas actuales lo detectan, pero sería mucho mejor disponer de herramientas que avisen con más tiempo de lo que llegará desde el exterior –incluso desde el otro lado del océano, como en el caso de los incendios de Canadá– para estar preparados.
Pero no solo instrumentos como el TEMPO de la NASA harán que esto sea posible. En otras partes del mundo ya existen satélites con instrumentos similares y hay otros en desarrollo. El Geo-KompSat-2B de la Agencia Espacial Surcoreana mide la contaminación sobre Asia desde 2020. Y la Agencia Espacial Europea lanzará el Sentinel-4 en 2024 para obtener mediciones similares de Europa y el norte de África. Como las diversas agencias espaciales e instituciones comparten estos datos científicos, esto permitirá mejorar la red de monitorización planetaria e irá en pro de una mejor salud para todos.
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