Tan importante como la transformación de los transportes para combatir las emisiones contaminantes es la creación de las infraestructuras apropiadas para todos los vehículos. Por esta razón, el Consejo Europeo de la UE ha anunciado su trabajo en un nuevo Reglamento sobre la infraestructura para los combustibles alternativos que marca algunas medidas muy concretas relativas a la recarga y el repostaje de combustibles alternativos en toda Europa. Esto satisface las peticiones que desde hace tiempo habían realizado fabricantes de automóviles y consumidores.

La idea responde a las necesidades de los conductores de vehículos eléctricos, ya sean particulares o de flotas de empresa, y también a quienes usan vehículos con pila de hidrógeno. Hace que se facilite la recarga y repostaje limpios en las calles, ciudades y autopistas de toda Europa. Pero además de eso llega a otros lugares importantes por motivos logísticos, como puertos y aeropuertos. A la larga, hará crecer más rápidamente una red de suministro de energías limpias que pronto será más tupida y accesible para todos.

Objetivos concretos del nuevo reglamento

Para no perderse en generalidades, la nueva ley plantea algunos objetivos muy concretos dirigidos tanto a los propietarios de vehículos particulares como al sector del transporte y las flotas de vehículos ya sean eléctricos o de hidrógeno. Está incluido también el suministro de energía a buques, cruceros y aviones en puertos y aeropuertos, componentes importantes de la red logística, especialmente comprometida con la descarbonización. La iniciativa entra incluso en detalles como las formas de pago y la gestión de los datos sobre la red de recarga/repostaje.

  • Red transeuropea de transporte (RTE-T) – Este es el nombre que recibirán las vías afectadas por este reglamento. El principal hito comienza en 2025, cuando todos los países deberán contar con estaciones de recarga rápida de más de 150 kW para turismos y furgonetas en sus redes viarias. Esto supondrá que haya cargadores cada 60 km en la RTE-T de la Unión Europea.
  • Repostaje de hidrógeno – Para los vehículos de pila de combustible de hidrógeno, el reglamento establece que estos puntos estén instalados cada 200 km en la RET-T.
  • Métodos de pago – Los puntos de recarga y repostaje deben facilitar el pago con tarjeta o teléfonos móviles sin contacto y sin necesidad de una suscripción. Además de eso, los precios deben ser transparentes y estar visiblemente00 señalizados.
  • Más información y transparencia – Las empresas que operen puntos de regarga deberán facilitar a los conductores datos como la disponibilidad de sus cargadores, los tiempos de espera (si acaso están ocupados) y los precios. La idea es que esta información se pueda agregar en mapas y consultar desde los sistemas de navegación de los vehículos.

Más allá del transporte por carretera

Una curiosidad de la nueva normativa es que va más allá de las calles y carreteras, llegando hasta dos puntos importantes para el mundo del transporte: los aeropuertos y los puertos marítimos. Cuando los buques de contenedores o los grandes cruceros están amarrados en puerto o los aviones en sus plataformas (zonas de aparcamiento) también necesitan energía. No siempre es fácil suministrar tanta energía, pero dejar que aviones y sobre todo grandes barcos quemen combustible para generar esa electricidad de forma autónoma es bastante peor.

Por esta razón la nueva regulación recoge que los puertos marítimos que reciban cierto número de o cruceros o grandes barcos deberán ser capaces de suministrarles toda la electricidad necesaria mientras estén amarrados, antes de 2030. En el caso de los aviones, los aeropuertos también deberán poder alimentarlos con electricidad en los fingers de aquí a 2025 y en las plataformas remotas que están en las pistas antes de 2030.

Objetivo: la neutralidad climática

Todas estas nuevas medidas forman parte de un paquete de medidas de la Unión Europea llamado Objetivo 55 (Fit for 55) que tiene como objetivos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en, al menos un 55 por ciento hasta 2030 (en comparación con los valores de 1990), y alcanzar la neutralidad climática en 2050. Es un objetivo que depende de muchos factores, pero con estas mejoras de las infraestructuras se pondrá más fácil a los particulares las cosas, al mismo tiempo que también beneficiará a la industria del transporte.

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Foto (CC) Rick Govic @ Unsplash.


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