A nuevos vehículos, nuevas costumbres. La ecomobilidad conlleva responsabilidad y buenas maneras en el uso de las estaciones de recarga en aparcamientos y electrolineras: dónde y cuándo se debe recargar un coche, cómo compartir el espacio con el resto de conductores y qué tipo de actitudes son socialmente aceptadas o rechazadas. Todo esto va un poco más allá de lo que son las puras sugerencias o las normas de obligado cumplimiento en otras estaciones de servicio (usar guantes de plástico, no fumar durante el repostaje) y por eso se consideran algo así como «las normas de etiqueta de las estaciones de recarga».

Al respecto la gente de PluginCars publicó hace tiempo un resumen con algunas de estas normas sociales comúnmente aceptadas, a lo que siguió un enfervorecido debate entre los lectores, algunos de los cuales las consideraban poco permisivas (o demasiado) y proponían alternativas.

Entre las normas principales están no aparcar nunca un vehículo de combustión en la plaza de uno eléctrico, una auténtica afrenta solo comparable con la de ocupar plazas de minusválidos sin el permiso correspondiente. También está utilizar los cables y recogerlos de forma segura y civilizada, del mismo modo que se hace con la manguera de la gasolina, el tubo inflado de neumáticos o las tomas de agua. Hay que dejarlo todo como nos gustaría encontrárnoslo al llegar.

Otra norma es recargar el vehículo sólo cuando sea necesario. Dado que las plazas de recarga son de momento un «bien escaso» hay que pensar en el bien común y en que otros coches pueden realmente necesitar una recarga urgente más que una totalmente opcional en el nuestro – en particular si la electrolinera está llena o las plazas de recarga de un aparcamiento son limitadas. Por el mismo motivo hay que aplicar la política de recargar e irse, para evitar usar un poste de recarga más de lo estrictamente necesario.

Mejor con notas. Como los procesos de recarga pueden requerir muchos minutos (a veces horas) es correcto dejar una nota pidiéndole por ejemplo al propietario de un vehículo en recarga que avise cuando la plaza se quede libre (un Whatsapp o una llamada rápida o incluso «perdida» pueden ser suficientes). Hay quien incluso pide que por favor enchufen su coche al terminar. Aunque es menos habitual como no cuesta mucho cambiar el cable de un coche a otro –sobre todo en modelos iguales– hay gente encantada de colaborar en hacerlo.

Igualdad entre eléctricos e híbridos. Que un coche sea cien por cien eléctrico no le da en ningún modo «prioridad» sobre uno que sea híbrido (eléctrico + gasolina). Es mala idea y se considera de mala educación «desenchufar» sin permiso un híbrido para recargar otro vehículo, puesto que el híbrido podría tener el depósito de combustible vacío y necesitar realmente la recarga.

Se pueden desenchufar los vehículos ya recargados. Algunos vehículos dejan ver si están cargándose o ya están totalmente cargados (normalmente mediante una luz junto al enchufe: roja, naranja, verde). Si se necesita el cable y el vehículo anterior ya está recargado es aceptable desenchufarlo con cuidado para usar el cable con el coche propio. Por si acaso el conductor original no aparece no está de más dejar una nota explicándolo (e indicando por ejemplo la hora).

Algunas de estas medidas son controvertidas porque también conviene aplicar otra regla de oro: intentar no tocar ni manipular nunca el vehículo de otro conductor. Pero si alguien ha dejado su coche cargando y la plaza está absurdamente ocupada durante un largo rato ¿qué hay de malo en cambiar el cable de sitio? En estos casos conviene usar un poco el sentido común (no es lo mismo estar en mitad de una carretera desconocida que en el aparcamiento de la oficina) e incluso pensar en alguna alternativa (como investigar primero si el dueño del vehículo anda por ahí). No se trata más que de aplicar lo que ya sabemos para las gasolineras y las paradas rápidas de «un minutito» en doble fila.


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