Amazon fue una de las empresas pioneras en este campo de la automatización de los supermercados Amazon Go. Comenzó abriendo al público en 2018 con una primera tienda en Seattle a las que le han seguido otras hasta un total de 26, situadas en Nueva York, San Francisco y Chicago. Las primeras tiendas eran más bien pequeñas, como pequeñas tiendas de barrio. Las más recientes son grandes: más de 700 metros cuadrados de superficie. Una de sus ventajas es que tienen amplios pasillos que permiten guardar mejor las distancias.

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Supermercado de Amazon Go en Seattle (Washington, EE.UU.) | Clic para ampliar


 
Estas tiendas están orientadas principalmente a la venta de productos de alimentación, principalmente productos frescos, comida precocinada, snacks y bebidas, muchas de ellas de «marcas Amazon» como AmazonFresh, Wickedly Prime o Happy Belly, pero las más modernas tienen incluso fruta y verduras a granel. Otra peculiaridad es cómo se venden: la carne y el pescado están envueltos individualmente; la fruta se vende por piezas y no se pesa; se pueden comprar plátanos a 20 centavos la unidad o racimos de uvas a 1,30 dólares, por ejemplo. Muchos minoristas que han abierto tiendas de ecommerce en estos últimos meses utilizan fórmulas similares para el envío de productos frescos a domicilio para solucionar el tema del peso.

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La principal peculiaridad de estas tiendas es que no hay personal de caja. Para entrar basta mostrar el código QR que genera la app Amazon Go que se instala en el smartphone y pasar por un torno; quienes no tenga un teléfono inteligente ni siquiera puede entrar. En el interior, las cámaras y sensores de la tienda detectan qué productos coge la persona para guardar en su cesta o carro.

Todo el análisis se hace técnicamente con cámaras y sistemas de inteligencia artificial; a veces mediante etiquetas inteligentes RFID. Parte de la tecnología se utiliza para reponer los productos de las estanterías, por lo que el personal de la tienda se dedica principalmente a esa labor. A la salida no hay cajas, ni colas. El pago de la compra se realiza directamente desde la app cuando la persona sale a la calle.

Esta tecnología es similar a la de Standard Cognition que abogó hace tiempo por eliminar los sensores y las etiquetas RFID para confirmar únicamente en las cámaras para reconocer los productos que la gente coge de las estanterías. Una de sus premisas es garantizar la privacidad y no usar sistemas de reconocimiento facial.

Standard Cognition

Sensores que detectan los productos para generar el pago | Clic para ampliar


 
Todo esto tiene su dificultad, porque hay situaciones tales como que la gente coge productos pero luego los devuelve a las estanterías (normalmente las cámaras mientras detectan qué objetos faltan para hacer los cálculos). Otra complicación es que a veces los niños mueven los productos de unos sitios a otros. También se han encontrado con casos en los que los sistemas de reconocimiento visual confunden a una persona con otra si tienen cierto parecido físico, por ejemplo misma altura y silueta. En las tiendas tienen que recordar a los clientes que «no cojan productos para entregárselos a otra persona dentro de la tienda» porque entonces la factura le llegaría a quien la cogió primero, aunque si una familia entrara junta podría compartir el mismo código de la app entre todos los miembros.

El hecho es que en la actualidad cada vez hay más opciones para hacer la compra y cada vez habrá más en el futuro: o bien recibiendo los productos a domicilio, incluyendo productos frescos, congelados o comida preparada, o bien yendo en persona de forma segura manteniendo el distanciamiento social y no teniendo ni que interactuar con nadie en la tienda. Las empresas también han explicado que esto no tiene que suponer un problema para sus empleados que simplemente serían reubicados para otras labores, como la preparación de productos, su etiquetado y reposición.

{Foto: Amazon Go store Seattle (CC) GoToVan}


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