Si lanzar una empresa de nueva creación es de por sí una tarea complicada, crear una startup en 24 horas es todo un reto. Eso es lo que planteaba el 24 Hour Startup Challenge, algo que comenzó medio en serio, medio en broma, y en el que acabaron participando 160 personas en 96 proyectos durante el pasado mes de noviembre. Como «incentivo extra» había algunos premios; todo el proceso se retransmitió durante las 24 horas por directo a través de Internet: una forma interesante de dar a conocer los proyectos entre bambalinas y de paso «meter presión» a quienes participaban.

Las reglas del concurso eran bastante sencillas: durante un fin de semana los proyectos de creación de las startups debían empezar y acabar, lanzándose en abierto en el plazo de 24 horas. El momento exacto quedaba a su elección, dado que había participantes de diversos países con horarios distintos. Se utilizó la plataforma de streaming en directo Twitch –habitual entre los gamers– para mostrar todo el proceso para cada startup, tan sólo se necesitaba una webcam e instalar el software de Twitch. De ese modo se podían controlar los avances y el público podía seguir uno o varios proyectos a la vez, cambiando al que les resultara más interesante.

24h_bEstaba prohibido escribir código antes de empezar, aunque lógicamente se podía ir con una «idea preconcebida» de lo que se quería desarrollar. Porque tan importante como desarrollar el proyecto era lanzarlo de forma efectiva, así que había que saber en qué plataforma se abriría al público: tener pensado algún lugar para el hosting, acceso a las API de programación que se fueran a utilizar –algunas requieren esperar unos días para aprobar las nuevas cuentas–, tener una alternativa preparada para las apps móviles (que no se pueden aprobar en 24h, sino que hay que lanzar en entornos de desarrollo), etcétera. Llegado el momento todo sería cuestión de pulsar el botón rojo y abrirlo al público. Luego había que saber a quién avisar para darlo a conocer: Facebook, LinkedIn, amigos, newsletter y listas de correo, foros….

Igual de importante eran otros aspectos más mundanos: tener un lugar cómodo en el que trabajar durante esas 24 horas, pizarras, ordenadores, una buena conexión… A la mayor parte de los proyectos se presentaron equipos no muy grandes, dividiéndose las tareas; en ese caso había que tener claro quién haría qué y ser flexibles si surgían problemas imprevistos.

DrawRunLos proyectos resultaron seguir más o menos unas pautas generales de este estilo: (1) idea, (2) nombre, (3) plan, (4) página de bienvenida (landing page), (5) código, (6) pruebas, (7) correcciones, mejoras y ajustes según los comentarios (feedback), (8) lanzamiento, (9) retoques finales. En muchos casos un mismo paso incluye varias tareas: por ejemplo tras elegir un nombre para crear la página de bienvenida se necesita comprar un dominio y apuntarlo a un servicio de alojamiento; al escribir el código se puede tener que enlazar con las API de diversos servicios (ej. mapas, datos públicos, pasarelas de pago). Algo que recomendaban los organizadores era que los proyectos fueran avisando a «su público» cada vez que completaban alguno de estos hitos.

El propio desarrollo del 24 Hour Startup Challenge es toda una historia interesante: cómo surgió la idea, se intentó dar a conocer por diversos métodos –más o menos efectivos– y básicamente se desarrolló con coste cero consiguiendo 20 espónsores por el camino. En total recibieron 44.000 visitantes en la web, 70.000 personas vieron las retransmisiones y se alcanzaron los 5 millones de impresiones en Twitter. De las 504 personas que se registraron para participar 168 comenzaron el reto y 96 terminaron y llegaron a lanzarse a la red.

teenybreaks
Entre las startups premiadas hubo un poco de todo: la ganadora fue Maker.rocks, que sirve para crear «páginas de perfil» para desarrolladores estilo makers, una buena forma de hacerse márketing. Entre las diez primeras también estaban CoderPonder, un marketplace entre programadores y expertos en revisión de código; Teeny Breaks, que recopila consejos de «relajación mental» que aparecen en la pantalla pasado un tiempo gracias a una extensión de Chrome; DrawRun, para planificar recorridos de running dibujándolos sobre el mapa; y Eunonia, un diccionario de «palabras intraducibles» de diversos idiomas.

Otras startups desarrollaron proyectos también muy interesantes; por ejemplo en español estaba SinAula, para encontrar cursos en español sobre todo tipo de temas. En el campo del eCommerce aparecieron Product Love, que permite compartir «productos que te gustan» con las amistades y Trackly, que permite seguir desde la app de mensajería Telegram las notificaciones del sitio de compraventa Product Hunt. En el terreno de las propias startups estaba MakerMix, una base de datos de argumentarios para startups e inversores. Y en el de creación de webs InstsaLand, para crear landing pages llamativas en cuestión de minutos.

Este tipo de iniciativas demuestra que es relativamente fácil crear y lanzar una startup. Lo mejor es que en el mundo real no hace falta pegarse el palizón de una «maratón de 24 horas» para tener algo online, ni hay que hacerlo «en vivo y en directo». Pero con unos pocos días o semanas es relativamente fácil tener algo presentable que se pueda enseñar a la gente. Todo es cuestión de ponerse en marcha.


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