No descubrimos nada nuevo al decir que hay determinados alimentos que necesitan frío para su correcta conservación. Como comentamos al tratar el tema del ecommerce de alimentación en Navidad, este es el caso de carnes, pescados, mariscos, platos preparados y de determinados productos gourmet y bebidas, entre otros.

Hay que recordar que la temperatura de refrigeración o congelación tiene que ser la adecuada también durante el almacenamiento y el transporte de los alimentos. Y aquí es donde entra en juego el concepto de la cadena del frío.

Pero, ¿qué significa mantener la cadena del frío?

La importancia de la conservación en frío de los alimentos estriba en que, a medida que se reduce la temperatura, se inhibe el crecimiento microbiano. Las bacterias, recordemos, deterioran los alimentos y provocan enfermedades en quienes consumen un alimento contaminado. De ahí la importancia de la cadena del frío tanto en la seguridad alimentaria como en la conservación de las propiedades organolépticas de los alimentos (color, textura, olor…). Hay que tener en cuenta que un alimento mal conservado puede causar una enfermedad, aunque no esté deteriorado.

La cadena del frío se puede ceñir a diferentes rangos de temperatura. No es lo mismo transportar un producto refrigerado que uno congelado. Pero siempre es imprescindible mantener la cadena del frío, es decir, que no haya fluctuaciones en la temperatura a la que se mantiene el alimento en todas las fases de la cadena de distribución. Desde la producción, hasta su almacenamiento y exposición para la venta. Y, por supuesto, en el transporte y cualquier otro eslabón intermedio.

La tecnología es nuestra aliada en el transporte de alimentos

Para una empresa de transportes, la cadena logística del frío empieza desde el momento en el que se recoge el producto hasta que se entrega. En el caso de SEUR Frío hablamos de un servicio de transporte de alimentos frescos que mantiene en todo momento una temperatura de refrigeración controlada, entre 2 °C y 8 °C.

Para poder garantizar que la temperatura siempre está dentro del rango establecido, hay que monitorizarla de forma constante. Y la tecnología que permite asegurar la trazabilidad de la temperatura en tiempo real es el Internet of Things (IoT), en castellano, el Internet de las Cosas. Las “cosas” son dispositivos conectados a Internet con el fin de compartir información y datos.

En un servicio como el que proporciona SEUR Frío, los dispositivos son sensores de temperatura que se colocan tanto en los almacenes, como en los contenedores y en los vehículos en los que se realiza el transporte. Los sensores recogen el dato de la temperatura en tiempo real. Las cifras se transmite de forma inalámbrica cada 10 minutos a una plataforma en la que se registran y acumulan los datos. Así, si en algún momento se rompiera la cadena del frío y se compromete la seguridad del alimento, se sabría al instante.

Benjamín Calzón, director de Operaciones de SEUR, recibe el certificado a manos de Javier Mejía, director de Marketing y Desarrollo de Negocio de AENOR

Benjamín Calzón, director de Operaciones de SEUR, recibe el certificado a manos de Javier Mejía, director de Marketing y Desarrollo de Negocio de AENOR

AENOR avala el trabajo de SEUR Frío

Más allá de todos los controles internos de calidad, siempre es un aval importante la obtención de un certificado como el ISO 23412 de AENOR. La obtención de la certificación proporciona a los clientes de SEUR Frío la garantía adicional de que un organismo independiente asegura que el servicio ofrecido cumple con las normas ISO.

Concretamente, lo que avala esta calificación de AENOR es que SEUR Frío proporciona a sus clientes un servicio de transporte terrestre de entrega de paquetes con transferencia intermedia, a temperatura controlada y refrigerada. Certifican que se mantienen las exigencias de refrigeración (de 2 a 8 °C) durante todo el proceso de transporte que, como hemos indicado, se extiende desde que se recepciona el paquete hasta que se entrega.

SEUR es la primera empresa española que obtiene este reconocimiento, que se logra tras un proceso de validación realizado por cuarenta profesionales. Detrás de este servicio hay una inversión de más de un millón de euros en innovación. Por ejemplo, los sensores del Internet de las Cosas utilizados son más de 1.000 dispositivos de medición de la temperatura con tecnología NB-IoT. Están colocados en las unidades de carga de mercancía refrigerada y en los contenedores y los vehículos de reparto. También en las aproximadamente cien cámaras de frío de las que dispone la red de SEUR.


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