Cada día que pasa, tanto los ciudadanos como las empresas toman mayor conciencia de la necesidad de comprometerse con la sostenibilidad como forma de lidiar con la complicada situación climática que se avecina. Y es que lo que comenzó llamándose «cambio climático» ha pasado a denominarse hoy en día emergencia climática o desastre climático, y con toda razón. De modo que resulta interesante el punto de vista de los grandes empresarios, algunos de los cuales están siendo muy activos al respecto.

El multimillonario empresario, informático y filántropo Bill Gates, fundador de Microsoft, que ostentó durante muchos años el título de «hombre más rico del mundo» ha publicado recientemente Cómo evitar un desastre climático (Plaza & Janés, 2021) donde precisamente cuenta sus conclusiones tras una década de investigación acerca del problema junto con equipos de expertos en física, ingeniería y finanzas. Todas estas actividades las gestiona a través de la Fundación Bill y Melida Gates.

La introducción y el primer capítulo del libro son una de las mejores explicaciones rápidas del problema. Explica la realidad a la que nos enfrentamos y cómo evitar seguir emitiendo CO2 es la solución más directa del problema. Si nuestro planeta fuera como una bañera a punto de rebosar, reducir las emisiones tan solo retrasa lo inevitable; no lo resuelve. La idea es reducir las 51.000 toneladas de gases de efecto invernadero que se emiten cada año hasta dejarlas a cero. Por eso se necesita un cambio tecnológico completo, abandonar los combustibles fósiles y –cuando esto no sea posible– buscar formas de descarbonizar esas emisiones, consiguiendo las emisiones netas nulas. El transporte puede contribuir a este objetivo con la utilización de vehículos de emisiones bajas o nulas, aunque el grueso del problema esté en otras áreas.

Bill Gates augura un futuro próspero para los países y empresas que inviertan en la industria neutra en carbono en las próximas décadas, pues esto diferenciará a unas economías de otras. También aboga por otros aspectos ecomodernistas, por ejemplo en el tratamiento de la energía nuclear, a la que denomina «la única fuente neutra en carbono capaz de proporcionar energía sin fallos día y noche, a lo largo de todas las estaciones, casi en cualquier rincón del planeta, y que se ha demostrado que funciona a gran escala.»

Por otro lado, Elon Musk, actualmente el magnate más rico del mundo, tiene tantos proyectos en marcha que a veces es difícil seguirles la pista. Los más relacionados con la sostenibilidad parten de Tesla, que fabrica coches cien por cien eléctricos y de cero emisiones, hasta Tesla Energy y SolarCity, con sus paneles fotovoltaicos y baterías que almacenan energía a partir de la luz solar, que sirven tanto para los hogares como para recargar el coche. A través de la Fundación Musk también promueve la investigación en nuevas tecnologías de captura de carbón. Su compromiso es claro y lo definió con una frase: «Esto va más allá de partidos políticos, razas, credos y religiones. Si no resolvemos el problema con el medio ambiente estamos todos condenados.»

Finalmente, Jeff Bezos, el fundador de Amazon, también unifica sus esfuerzos en una fundación, la Bezos Earth Fund, creada en 2020 para buscar soluciones al cambio climático desde varios puntos de vista: nuevas tecnologías, soluciones surgidas de las comunidades y utilización de energías cien por cien renovables. El fondo cuenta con 10.000 millones de dólares para lograr sus objetivos, que se van asignando a organizaciones ya existentes y a nuevos proyectos.

Vistos con perspectiva, estos retos que abarcan desde la generación de energías limpias a la descarbonización de las ciudades, pretenden conseguir un aire menos contaminado en todo el planeta. Y esto requiere medidas de diversos órdenes de magnitud: las de mayor alcance deberán ser tomadas por gobiernos y entidades a nivel mundial, otras por las grandes empresas y grupos y finalmente –nunca lo olvidemos– la aportación personal que cada uno de nosotros pueda hacer para luchar contra un problema que es global.


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