Cualquiera que sea el nuevo proyecto de una startup, la inteligencia artificial es hoy en día uno de los aspectos que casi todo el mundo tiene en cuenta. Se aplica a todo tipo de sistemas: en la Internet de las cosas, en robots y en sistemas de reconocimiento visual. También es útil en campos estratégicos y de planificación, en labores rutinarias y en la comunicación en lenguaje natural (texto a voz, voz a texto y comprensión semántica).
En la revista Forbes publicaron una lista de las 50 empresas estadounidenses más prometedoras en el campo de la inteligencia artificial. Examinándola según las diferentes áreas de interés se pueden extraer algunas ideas interesantes: en qué terrenos hay mayor interés o cuáles parecen mejor situadas. Hemos elegido cinco ejemplos de usos variados que están entre los más prometedores.
#1 – Nuro trabaja en el campo de los vehículos autónomos de tamaño reducido para reparto a nivel local y en la «última milla». Sus pequeños vehículos robóticos son parecidos a los chinos de Neolix o Refraction AI y conducen solos. Actualmente están en pruebas en Texas
#2 – Scale es una plataforma de datos para el desarrollo de inteligencia artificial. Básicamente proporciona «datos reales» tales como registros de texto, grabaciones de audio y vídeo y logs de otros sistemas que cualquier empresa pueden utilizar para entrenar a sus robots y sistemas inteligentes. Esto cubre todo tipo de situaciones: desde conducir un coche o volar un dron, a optimizar la cola de un supermercado, comprobar las etiquetas de los productos de las estanterías o contestar a preguntas de soporte técnico en un chat.
#3 – Standard Cognition pretende hacer una realidad las «tiendas sin cajas», algo en lo que también trabajan Amazon y otras empresas. Desarrollan un sistema de inteligencia artificial que en vez de sensores o etiquetas RFID emplea únicamente cámaras para reconocer los productos que la gente coge de las estanterías. Una vez se ha completado la compra y se sale de la tienda llega la factura al móvil. Entre las ideas que manejan está garantizar la privacidad de la gente, no usar reconocimiento facial y hacer que sea fácil adaptar la tienda a esta tecnología: basta instalar las cámaras y activar el software; no hay que reetiquetar los productos ni nada parecido.
#4 – Rulai es una herramienta para desarrollar chatbots inteligentes. Los componentes son sencillos: un sistema que lee los mensajes de chat de los clientes o asociados, procesa el «lenguaje natural», gestiona cuál es la mejor respuesta de una base de datos y la utiliza como contestación. Este tipo de herramientas son cada vez más comunes, de modo que cuantas más funciones incorporen y más inteligentemente se comporten, mejor. Entre otras cosas pueden predecir el comportamiento de los usuarios, entender el contexto, guardar históricos de las conversaciones pasadas, ser proactivos y demás.
#5 – Tamr ha desarrollado un sistema para unificar y limpiar datos, algo siempre necesario –y que requiere mucho tiempo– en cualquier tipo de proyecto. Pero esa limpieza de datos y unificación que normalmente se hace a mano aquí se lleva a cabo mediante aprendizaje automático: personas y máquinas colaboran para automatizar la tarea y que requiera la menor intervención posible. El resultado es un automatismo total que resulta especialmente útil cuando se tiene acceso a cientos o incluso miles de fuentes de datos de dudosa calidad. «Cuanto más es mejor» está tras la idea principal, pero solo si la información es «limpia» y tratable.
Inteligencia para todo tipo de campos
En general en 50 empresas más prometedoras seleccionadas por Forbes hay una gran variedad: aunque hay varias dedicadas a la robótica y los vehículos inteligentes también las hay orientadas a sistemas de reconocimiento visual (tiendas, seguridad) y a operaciones poco «visibles» externamente: desde análisis financieros a contratación de empleados o seguros. Resulta interesante que muchas se dediquen al desarrollo de sistemas inteligentes para ayudar a otras empresas a desarrollar sus propios sistemas inteligentes, una especie de «rizar el rizo» que muestra lo maduras que están ya este tipo de tecnologías.
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