Quien más, quien menos, ha hecho alguna vez la compra en un supermercado online. Pero incluso entre los más asiduos a esta forma de comercio electrónico surgen siempre las mismas reticencias: «me gusta ver cómo son los productos frescos que compro», «prefiero elegir el punto de madurez de frutas y verduras», «no compro nada fresco por si llega en mal estado», «odio cuando me envían productos casi caducados…»
El hecho es que cuando se hacen estudios de mercado se ve que más de la mitad de los compradores gastan más que el año anterior, pero también que todavía existen esas reticencias a la compra. Casi la cuarta parte de la gente no compra carne, pescado o productos lácteos perecederos por diversas razones – y acaban haciéndolo en sus comercios de confianza «personalmente».
El «drama» es que para las tiendas y supermercados ese tipo de productos frescos suelen ser los más rentables. De modo que, ¿qué pueden hacer para dar la vuelta a la situación? La gente de Creatim propuso algunas ideas, de las cuales me quedo con estas tres, claras y directas:
- Asegurarse de que lo que se ve es lo que vende. Esto se refiere a las fotografías principalmente (que no conviene «trucar» para no decepcionar), pero también a las descripciones más detalladas sobre, por ejemplo, el origen de la carne o el pescado. Cada proveedor tiene una historia detrás y se puede aprovechar. ¿Quien podría pensar que hay tanta profundidad en la historia de un tomate raf? Incluso una foto de las vacas o los barcos de pesca pueden ser consideradas buenas opciones junto al producto en sí.
- Imitar la venta a la tradicional. Si la gente pide el jamón de York «en lonchas finas, que son para los niños» eso debería ser una opción del menú. Lo mismo con el pescado: hay quien lo quiere completo o limpio, o quien prefiere un jamón cómodamente cortado y deshuesado – con diversos tipos de corte. Las opciones más razonables –y que se puedan entregar– podrían aparecer perfectamente en la pantalla de la tienda junto al producto; mucho mejor que un simple «filete de xxx gramos».
- Las descripciones ayudan. Si los productos los elige personalmente alguien de entre varios proveedores o tiendas, con su «gran experiencia personal» y otras garantías, puede hacerse notar. Un gran ejemplo son meta-tiendas o «tiendas de tiendas» como Lola Market o Comprea, donde aseguran que un personal shopper de la empresa selecciona los productos personalmente – e incluso llama por teléfono en caso de dudas. De ese modo se elimina la sensación típica de «la tienda me va a vender lo que más le interese, aunque esté pocho y casi a punto de caducar, porque eso es lo que les interesa a ellos».
Si esto se combina con otras técnicas como conseguir buenos testimoniales que describan en primera persona la grata experiencia de recibir productos frescos esto puede hacer a muchos compradores replantearse si comprar productos frescos online no es en realidad tan conveniente como cualquier otra compra.
{Foto: Holly (CC) Htomren @ Flickr}
Muchas gracias por incluirnos como ejemplo. Cuesta mucho trabajo cumplir el objetivo que proponéis pero es cierto que tiene mucho retorno tanto en negocio como en satisfacción de nuestros clientes.
¡Saludos desde Almería!