La electrificación de automóviles, furgonetas y camiones es el siguiente paso para mejorar la sostenibilidad del transporte y que podamos disfrutar de un aire más limpio, que, lógicamente, redundará en la mejor salud de todas las personas. Pero las largas esperas de varias horas para recargar los vehículos todavía hacen que los conductores se lo piensen dos veces antes de cambiar a un nuevo vehículo eléctrico.

¿Reemplazar la carga en lugar de recargar?

Pero hay una solución muy intuitiva: ¿por qué esperar a la recarga de la batería si se podría reemplazar por otra completamente cargada en un instante? Aunque parezca tosca, la idea de las viejas bombonas de butano o las pilas precargadas viene al rescate. Cambiar un componente por otro idéntico, rebosante de energía fresca. Aunque cuando hablamos de un coche el asunto no es tan sencillo.

Muchos vehículos llevan integradas las baterías en la propia carrocería, su reemplazo no es precisamente trivial y hay ciertas cuestiones de seguridad de por medio… No obstante, lo mismo sucede con ese líquido inflamable llamado gasolina, y lo usa todo el mundo a diario.

Algunas empresas llevan tiempo planteando esta idea en colaboración con las empresas automovilísticas y eléctricas. El objetivo es que cambiar de batería pueda ser algo tan rápido como repostar en una gasolinera. Tesla lo sugirió en sus inicios, pero finalmente optó por crear una red de SuperCargadores.

Otra de las primeras empresas en llevarlo a cabo fue Better Place. Sus baterías de litio-ferrofosfato se podían cambiar en cinco minutos de forma robótica en un espacio que recordaba al de un túnel de lavado. Operó entre 2008 y 2013, con distintos prototipos de coches Renault adaptados, pero se tuvo que declarar en bancarrota al no conseguir que funcionara su modelo de pago por suscripción. Tampoco logró el suficiente despliegue de su red de estaciones de servicio. Quizá se adelantó a su tiempo.

Cabinas que reemplazan las baterías de los vehículos

Por esta razón algunas empresas como la china NIO están replanteando la fórmula con mejor tecnología y nuevas ideas. Sus pequeñas estaciones de servicio de reemplazo de baterías son como elegantes cabinas del tamaño de un contenedor, donde el coche se conduce de forma autónoma hasta la posición de mantenimiento.

Una vez allí, se ajusta al milímetro y un mecanismo robótico lo eleva para extraer de la plataforma inferior la batería, desatornillándola y reemplazándola por otra con total seguridad tras diversas comprobaciones. En total, bastan tres minutos. La estación robótica almacena hasta 13 baterías que se van recargando continuamente a medida que pasan los clientes y han calculado que puede efectuar hasta 312 reemplazos diarios.

 

Acabando con la incertidumbre de no tener suficiente carga

Este tipo de soluciones permite tanto a los coches como a otros vehículos eléctricos eliminar el factor que se conoce como ansiedad por la batería. Este concepto no es otro que esa incómoda sensación de no saber con certeza si se va a llegar al destino con lo que resta de carga. Con una red de estaciones de servicio de este tipo convenientemente desplegada –lo cual es gran parte del problema a solucionar– tanto coches como vehículos comerciales y transportes de mercancías podrían tener más autonomía y, sobre todo, eficiencia, al no perder apenas tiempo en la recarga.

NIO tiene unas 830 estaciones en China y espera alcanzar las 1.300 a finales de 2022. Además, también ha anunciado un acuerdo con EVGo en Estados Unidos. Su primera estación europea ya está instalada en Noruega, un país donde los coches eléctricos son muy populares.

Otras empresas como el consorcio InfraMovility-Dianba exploran variantes de la misma idea, con estaciones de intercambio de baterías más o menos rápidas y más o menos económicas de cara a su despliegue masivo. Su solución permite reemplazar la batería de un coche en tan solo 20 segundos (1.000 servicios al día), con menores requerimientos a nivel eléctricos y de infraestructura…

Aunque no son tan automáticas ni elegantes como otras. Ya están operando en Alemania, donde hicieron una primera prueba con 50 taxis de Berlín. A un entorno similar, una empresa llamada Gogoro ha alcanzado cierto nivel en cuanto a estandarización de pequeñas baterías intercambiables para scooters y motocicletas.

Otra ventaja tecnológica de este tipo de sistemas es que preservan mejor las baterías al poder recargarlas de forma lenta, lo cual redunda en menos residuos y una mayor vida útil.

Quizá el futuro de la electromovilidad general vaya también en esta línea y además de cuidar el planeta con los vehículos eléctricos podamos ahorrar tiempo en nuestro día a día.


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