Highway Electric / Carretera para recargar los vehículos

Una de las limitaciones de la tecnología actual de los coches eléctricos es la necesidad de recargar las baterías cada cierto tiempo. Puede ser cuestión de horas o días, con paradas de unos pocos minutos o varias horas, pero tarde o temprano todo vehículo eléctrico ha de pasar por ese «trago». De modo que cualquier propuesta alternativa que evite esos «tiempos muertos» es bienvenida.

Hasta ahora se han planteado baterías recambiables (que funcionan como quien cambia una bombona de gas), soluciones solares, tecnologías de carga ultra-rápida… Pero acaba de salir una nueva idea que va a arrancar en fase de pruebas en Inglaterra de la mano del Highways England, el organismo que gestiona las autopistas: un carril de circulación que permite recargar los vehículos en marcha, mientras se viaja. El «secreto» de esos carriles es que bajo la superficie hay toda una suerte de cableado que crea campos electromagnéticos capaces de ser detectados por los cargadores de los vehículos y convertidos en electricidad.

Highway Electric / Carretera para recargar los vehículos

La prueba durará en total año y medio y se realizará en un circuito especial (no en una carretera pública) que se adaptará con estaciones eléctricas y cargadores adecuados; algunos vehículos se equiparán con baterías y cargadores adecuados para comprobar en condiciones lo más parecidas posible a la realidad cómo funciona este concepto.

Aun así, no es la primera vez que se investiga esta idea: en Corea del Sur ya existe un tramo de unos 12 km en el que los autobuses pueden recargarse mediante la misma tecnología, campos magnéticos y resonancia. Una compañía estadounidense llamada Wave también está desarrollado toda una línea de soluciones similares.

Si el concepto resultara práctico nos llevaría a imaginar autopistas en las que ciertas zonas tendrían «carriles lentos» en los que se podría realizar una recarga más o menos rápida pero sin tener que realizar ninguna parada. Algo que los conductores prefieren postergar hasta que son inevitables, pese a que la totalización del tiempo sea más psicológica que otra cosa – al menos hasta que lleguen los coches que conduzcan solos.


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