Es necesario, en los tiempos de crisis económica que vivimos, que la creatividad, la imaginación, el talento y la valentía se conviertan en valores en alza para poder pensar en un futuro mejor. A ello están contribuyendo cada día en España miles de emprendedores que con poco o mucho apoyo han puesto en marcha proyectos que poco a poco se han ido afianzando en sus sectores correspondientes. Hasta tal punto se ha dejado notar la actividad de estos nuevos pioneros de la economía empresarial que en los últimos meses se están publicando estudios que muestran que muchas de estas iniciativas están teniendo más éxito que el imaginado en un principio, y teniendo en cuenta que existe un contexto desfavorable a la expansión.

Así lo manifiesta la directora de Relaciones Institucionales de la Fundación José Manuel Entrecanales, Isabel Echevarría, en un artículo publicado en Insertia, donde reseña el ejemplo de la Red de Viveros de Empresas del Ayuntamiento de Madrid, que ha generado 225 nuevas empresas, consiguiendo una facturación de 16 millones de euros y 780 puestos de trabajo, según su último balance.  Señala igualmente que , en otro ámbito, las principales escuelas de negocios están «trabajando mucho para impulsar la creación de nuevas empresas desde sus aulas, a través de la puesta en marcha de incubadoras de empresas, organizando eventos enfocados a la formación de emprendedores y estimulando foros de inversión para inyectar capital a proyectos que están creando empleo«.

En esta información se subraya también que el informe GEM 2011, observatorio internacional que proporciona datos sobre la tasa de actividad emprendedora (TAE), reveló que este índice en España pasó del 4,3% en 2010 al 5,8% en 2011. Aunque no se trata de un dato optimista, puesto que refleja primero la subida del desempleo, su interpretación también puede hacerse en base a que el porcentaje de personas que decide emprender para mejorar su situación es mayor que el número de quienes lo hacen por necesidad.

Aunque es cierto que el principal problema de los que se atreven a emprender en nuestro país es la falta de inversión, afortunadamente muchos de los proyectos que han cuajado han partido de un capital humano y financiero, fomentado por las donaciones privadas, atraído por el talento, y eliminando, en la medida de lo posible, las denominadas «barreras burocráticas» en la creación y administración de empresas. El mencionado Índice del TAE también viene a confirmar que la cultura emprendedora en España puede estar despuntando, según expertos, por el bagaje empresarial de aquellos que ponen en marcha tales iniciativas, conocedores de la necesidad de que exista un plan de inversión inicial y un proyecto de financiación con recursos propios y ajenos.

Es evidente que hablar de estas líneas esperanzadoras en materia de emprendedores no es referirse a la macroeconomía financiera ni a ningún tipo de fórmula mágica para salir de la crisis, pero sí sirven como estímulo para un sector de la sociedad joven, formado y con ganas de trabajar que puede contribuir a hacer de la iniciativa propia un valor en alza cada vez más asentado y respetado.


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