Mantener la cadena del frío de los suministros es vital en muchos negocios, especialmente los de la alimentación o el sector farmacéutico. No solo es necesario durante la producción y el almacenamiento; el momento del transporte a temperatura controlada de alimentos perecederos es quizá el más crítico. Y cuando finalmente llegan a su destino hay que mantenerla un poco más hasta que esos productos se usen.

Uno de los problemas típicos surge cuando se utilizan diferentes sistemas de monitorización y gestión de la información relativa al estado en las diferentes fases. Lo normal es que haya sensores de temperatura tanto en los almacenes como dentro de los contenedores o camiones, en ocasiones muchos de ellos; son baratos y se comunican mediante tecnología inalámbrica.

Esos sensores forman ya parte de la llamada Internet de las Cosas (IoT, en inglés). La tendencia actual es que esa información no se envíe únicamente al dispositivo donde se gestione, sino que se envíe a la «nube». Empresas como Temp-Sense disponen de este tipo de sensores alimentados por pilas (que duran años) para enviar datos precisos desde almacenes, refrigeradores o expositores de alimentos. Pueden controlar un amplio rango de temperaturas en frío y, además de alertas visuales, por email o SMS, pueden comunicarse con una red local a través de Bluetooth o WiFi para que los datos lleguen a la nube.

Camiones de SEUR Frío para el transporte de alimentosOtras compañías tecnológicas como Agrello y Thinnect van un paso más allá y plantean que esa información se reúna y gestione mediante contratos con tecnología blockchain, algo que también está haciendo IBM. Esta tecnología actúa como una especie de «libro de cuentas» público donde cada parte de la cadena de suministros puede consultar e introducir datos, en este caso, las temperaturas en diferentes momentos del proceso, garantizando su trazabilidad. Los «contratos inteligentes» son un procedimiento técnico que –explicado de forma simplificada– comprueba que se cumplan ciertas condiciones antes de proseguir. En este caso permite mantener un mejor control de todo lo que sucede en la cadena y, por ejemplo, detener la petición de un envío si ha habido un problema con la temperatura o facturar un servicio según qué sensores se usen y cuándo (en los almacenes, durante el transporte, etcétera).

El uso de estas tecnologías es una de las tendencias que según los expertos marcarán este 2020, especialmente en lo relativo al ecommerce en sectores como el de la alimentación, que está suponiendo una parte importante del comercio electrónico a nivel nacional. En este área los envíos en frío de alimentos suponen una parte importante, pero es totalmente diferente a enviar paquetes con libros o productos electrónico.

Otra de las ventajas de usar soluciones de la IoT con conexión a la nube es que todo el proceso es más transparente: cualquiera de las partes implicadas puede consultar la información en una especie de «panel de control» informativo más claro. Ejemplos típicos podrían ser una cadena de restaurantes que tiene que repartir envíos desde un ubicación central a varias sucursales o una empresa farmacéutica que tiene que enviar vacunas u otros productos muy sensibles a las temperaturas.

{Imagen: Agrello}


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