coche autónomo3

Si los vehículos conectados son ya una realidad, el próximo paso serán los coches autónomos. Y no se trata sólo de prototipos en campos de prueba en algún laboratorio de EE.UU., sino que ya se están probando en carretera en Reino Unido, Francia, Alemania y Suecia y se están construyendo infraestructuras para contribuir a la conectividad y seguridad de estos nuevos vehículos.

Los experimentos para crear un coche autónomo comenzaron ya en los años ’20, pero no ha sido hasta la completa digitalización del automóvil en los últimos años que las investigaciones han recibido un fuerte impulso. Hoy en día, un coche conectado tiene la capacidad de procesamiento de 20 ordenadores y elabora en torno a 25 gigas de información cada hora. No sorprende por ello que no sólo los fabricantes tradicionales estén investigando el vehículo autónomo, sino que también empresas tecnológicas como Google, o compañías híbridas como Tesla, también hayan aceptado el desafío.

La preocupación principal es la seguridad, ya que todavía no nos sentimos seguros en un coche sin volante circulando a gran velocidad. Las primeras pruebas en carretera están arrojando tasas de accidente cada mil kilómetros ligeramente superiores a las de un conductor humano, pero los ingenieros están convencidos de que, con un poco de tiempo, serán capaces de acercarlas al equivalente de un conductor humano.

Pero existen también otras preocupaciones, como la moralidad que aplicaría el vehículo en caso de tener que tomar decisiones de vida o muerte, como dar un volantazo de emergencia y chocar con otro vehículo o arremeter contra una guardería. O, incluso, si los coches deberían tener programado un código ético o el dueño debería ser capaz de ajustarlo.

Todos estos desafíos prometen un producto que revolucionará nuestra forma de ver el transporte, de trabajar y, probablemente también, el aspecto de nuestras ciudades. Se espera que los primeros modelos puedan estar circulando tan pronto como en octubre por carreteras europeas.