Con motivo de la pandemia de la Covid-19 hemos visto algunos vídeos bastante llamativos sobre las ingeniosas soluciones para el reparto en la llamada «última milla». Así es como se denomina al tramo final –generalmente más complejo y enrevesado– que llega hasta la puerta de quienes reciben los envíos. Además de diversos tipos de vehículos y robots, uno ha llamado en especial la atención: el exoesqueleto que permite a los repartidores transportar grandes pesos sin demasiado esfuerzo, visto en las calles de Shanghái.
Este avance tecnológico en particular es un prototipo de ULS Robotics, una empresa china que trabaja en diversos tipos de exoesqueletos. Son básicamente extensiones robóticas para reforzar los brazos, piernas, la espalda y el torso. Hay diversos modelos pero todos tienen el mismo objetivo: mejorar la capacidad de quienes los operan, reducir la fatiga y evitar lesiones. Hacer más con menos esfuerzo y mayor seguridad, en definitiva.
Además de las diversas aplicaciones industriales en fábricas, lugares de construcción, naves y almacenes de fabricación, una de las posibilidades que abren estos exoesqueletos es la aumentar las capacidades de los repartidores de comida que vemos cada día por las calles. El modelo que se pudo ver en Shangái en concreto permite llevar tres grandes cajas cúbicas como las que suelen transportar los ciclistas de envío de comida rápida, totalizando hasta 50 kg. Su objetivo es llegar a donde no se puede entrar con coche, moto, bicicleta eléctrica o a los pisos altos de los edificios sin ascensor. En condiciones normales una persona podría transportar 10 ó 15 kg, pero el exoesqueleto multiplica su capacidad.
La compañía tiene varios modelos: el que han utilizado en la demostración es el denominado HEMS-GS para las extremidades inferiores; también tienen los modelos HEMS-L para el área lumbar y HEMS-U para los brazos; todo depende de la tarea a realizar. El HEMS-GS, que es completamente eléctrico, proporciona una autonomía de 5 horas de funcionamiento y tiene 12 grados de libertad de movimientos. La estructura cubre desde los pies a las caderas con una extensión para la espalda que protege la columna vertebral.
Una de las ventajas del HEMS-GS es que es más pequeño y ligero que otros exoesqueletos similares de cuerpo completo con los que se pueden levantar hasta 90 o 100 kg sin problema aunque a simple vista parecen más aparatosos. De hecho con el HEMS-GS se pueden subir escaleras como si tal cosa: el exoesqueleto ayuda con sus motores, no resulta un peso incómodo. Si tras las pruebas demuestran ser unos dispositivos prácticos, puede que pronto veamos en algunas calles más repartidores con estas «ayudas mecánicas» dignas de ciencia-ficción.
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