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El auge de los drones para todo tipo de tareas y trabajos da lugar a múltiples oportunidades de negocio también en el terreno del reparto final, la entrega del paquete a los clientes. La idea pinta bien, pues se trataría de disponer de un punto de conveniencia para la entrega de los paquetes «locales», y que de allí partan los drones para la entrega final.

La idea es perfecta, ahora solo hay que hacerla viable

La estampa no puede ser mejor: esperamos una entrega en casa y a la hora exacta acordada, acudimos al punto de entrega en nuestra terraza, o el jardín, o donde lo hayamos estimado oportuno, pues está llegando el dron de reparto con nuestro paquete, que entrega puntual y suavemente, y se marcha con la misma celeridad.

Este escenario ideal necesita de una serie de avances ajenos a la tecnología, como por ejemplo lo que se refiere a la legislación sobre vuelo para drones a baja altitud, y también avances tecnológicos como un aumento de la autonomía de vuelo y la capacidad de carga de los drones. Esas son las dos limitaciones actuales en las que ya se está trabajando.

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Si tenemos en cuenta que muchos de los drones disponibles en el mercado disponen de autonomías en torno a la media hora, podemos imaginar las distancias que pueden cubrir en el mejor de los casos. Serán distancias muy cortas, y tras uno o dos repartos tendrán que recargar baterías. Una forma de solucionar esto es mediante la perfecta infraestructura de reparto, o la mejora de los tiempos de carga de los aparatos, por ejemplo.

La capacidad de carga es otro tema espinoso, puesto que en primer lugar, muchos de los drones del mercado tienen una capacidad reducida para transportar peso (y cuanta mayor capacidad de carga, más energía consumen y más altos serán los costes); en segundo lugar, el consumo energético de un dron cargado es muy superior al de un dron descargado, como podemos suponer.

Existen algunos otros obstáculos que hay que tener en cuenta a la hora de plantear la estrategia del reparto con drones:

  • Los costes de reparto serán elevados si no se dispone de una estrategia adecuada, por tanto será vital enfocar los esfuerzos a que ese reparto «de última milla» sea no solo eficiente, sino más ventajoso que desplazar una furgoneta con su correspondiente repartidor.
  • Solo servirá para entregas determinadas, nada excesivamente voluminoso, ni pesado, por tanto será mejor enfocarse en los repartos livianos (libros, objetos ligeros de todo tipo, y de volumen contenido).
  • El acceso de los drones a determinadas zonas será muy limitado o estará restringido, tanto por ley como por impedimentos físicos para volar (cableados, zonas de apartamentos, o lugares excesivamente altos). La idea es, entonces, dirigir el foco a las zonas residenciales de adosados, o chalets, como una primera fase de reparto con drones.
  • El vandalismo es algo a tener muy en cuenta, desde los daños que puedan recibir los drones, hasta el robo de la paquetería o de los propios drones. diseñar el mejor método de entrega de los paquetes incluirá, por tanto, el tema de la seguridad como algo de principal importancia.
  • Problemas derivados de la meteorología: ¿qué sucede si llueve o nieva? Probablemente haya que tener en cuenta el factor estacional para ese reparto de última milla, pero no descartemos desarrollos de drones resistentes en cierta medida al menos, a los elementos.

Está claro que en un futuro más cercano que lejano disfrutaremos del reparto a domicilio con drones, y desde DPDgroup, del que forma parte SEUR, estamos apostando por la innovación y la tecnología con El proyecto GeoDrone, para que el reparto con drones se convierta pronto en uno más de los modelos de entrega eficientes. ¡Pronto recibiremos a los drones en nuestras casas!


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