A raíz de la pandemia del COVID-19 se ha transformado la vida en muchos pueblos, ciudades y países. La gente está confinada en casa, apenas hay tráfico rodado y transportes públicos. La mayor parte de los aviones están en tierra y muchas industrias han detenido su actividad. Como efecto colateral, todo esto ha disminuido las emisiones contaminantes que llegan a la atmósfera produciendo una mejora de la calidad del aire, algo que ha sufrido una transformación radical de la noche a la mañana.

Los científicos han observado mejoras en los niveles de ozono, monóxido de carbono (CO), dióxido de nitrógeno (NO2) o dióxido de azufre en todo el mundo a través de observaciones de satélites como el Copernicus Sentinel-5P de la Agencia Espacial Europea (ESA). También están los medidores oficiales (véase el Mapa de la calidad del aire en tiempo real que recoge mediciones de todo el mundo) y los diversos programas de medición de la calidad del aire como Air Diag de SEUR.

NO2_ChinaEl efecto comenzaron a observarlo la NASA y la ESA primero en China y en las ciudades donde surgió la epidemia, donde los valores de dióxido de nitrógeno pasaron del una media de 500 µmol/m² (del 1 al 20 de enero, antes de la cuarentena) a 25-50 µmol/m² (del 10 al 25 de febrero, durante la cuarentena). De ahí pasó a verse claramente en Italia, pero solo en la zona norte que fue la primera afectada.

Entre los factores que más influyen están el cierre de las industrias que utilizan combustibles fósiles y también la disminución del tráfico rodado de todo tipo. El efecto no se había visto desde que sucedió algo parecido pero a menor escala cuando se produjo la crisis económica de 2008.

NO2_Spain

En Europa se ha podido ver también cómo ese efecto ha llegado a Francia, en especial a París, y a grandes zonas de España, especialmente la Comunidad de Madrid, un gran área en Barcelona y parte de Cataluña, Valencia, Sevilla y Granada. Los datos comparaban los niveles de NO2 entre el 14 y el 25 de marzo (primeras semanas de cuarentena) con los niveles equivalentes de 2019, hace un año. Tal y como explican, aunque estos niveles también dependen un poco del tiempo atmosférico el hecho de agrupar varios días y promediar permite comparar mejor los datos. Ahora esperan poder trabajar en esos datos con más detalle, especialmente cuando cuenten con datos a nivel de suelo procedentes de los sensores repartidos por las ciudades y las flotas de vehículos, como podrían ser los Pollutrack en vehículos de SEUR.


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