Hay dos escuelas de pensamiento entre quienes emprenden proyectos en forma de startups: los que se absorben y dedican el 110% de su vida al proyecto durante una temporada y quienes creen que hay que mantener una rígida y sana conciliación personal y familiar ante todo. Ambos puntos de vista tienen sus pros y sus contras.

Quienes creen que lo mejor al comenzar un nuevo proyecto es la dedicación total suelen argumentar que:

  • Ciertas oportunidades son únicas en la vida y ya habrá tiempo de hacer otras cosas en el futuro.
  • Solo con un sobresfuerzo se puede conseguir crear, arrancar y lanzar un nuevo proyecto sin sobrecostes.
  • Hay que dar ejemplo a los otros socios y empleados de que el esfuerzo es el máximo.
  • Los aspectos cotidianos de la vida están sobrevalorados; lo cual incluye dormir, comer sano, descansar, divertirse y estar con los amigos o la familia.
  • Dedicarse a emprender es una actividad que requiere las 24 horas al día de atención; pensar en otras cosas es desperdiciar el tiempo.

Por otro lado quienes abogan por la conciliación máxima tienen claro que:

  • Hay tiempo y oportunidades en la vida para todo, si no es ahora será dentro de meses, años o cuando toque.
  • No hacen falta sobresfuerzos cuando se planifica bien y se dimensionan los recursos adecuadamente.
  • Se puede dar ejemplo manteniendo un buen equilibro entre la vida personal y el trabajo.
  • Hay cosas más importantes que el trabajo: sin amigos, contacto familiar o descanso es difícil rendir al 100% en otras actividades.
  • Las 24 horas del día dan para todo: relacionándonos con otras personas y ambientes también podemos tener los proyectos en la cabeza; no hace falta estar frente al ordenador todo el rato.

rawpixel-267082-unsplashA este respecto es fácil encontrarse con historias tremendas en ambos extremos: gente que acaba viviendo a base de pizzas y durmiendo en colchones en el suelo de un apartamento alquilado una temporada mucho más larga de lo previsto (y volviéndose ineficientes y no sabiendo ni qué sucede en el «mundo real») o gente que, por no «apretar» un poco y querer irse de vacaciones un puente, desconectar del correo y el teléfono cada fin de semana o salir a «su hora», se vuelve ineficiente por tanta desconexión, entorpece el trabajo de los demás, acaba desinformado o desmotiva a sus compañeros.

Los expertos recomiendan naturalmente buscar el mayor nivel de conciliación personal y laboral, algo que no siempre es fácil pero puede aproximarse. Incluso puede que en una empresa de nueva creación tengan que convivir gente que ve el asunto de una forma y gente que lo ve de otra (esto típicamente sucede dependiendo del rango de edad). Así que se trata de encontrar ese equilibro entre ambos extremos, algo no siempre fácil pero posible.

Se puede establecer, por ejemplo, un periodo claramente delimitado para la época típica del «sobresfuerzo y dedicación» (uno o varios meses) con la idea de arrancar y acelerar el proyecto pero sin llegar a vivir en un sprint continuo. También se pueden establecer reglas sobre cuestiones vitales como es la comida sana (nada de telecomidas, para empezar) y sobre todo las horas de sueño. No es solo que se necesiten las habituales ocho horas de sueño diario, es que los especialistas saben que además fallar en el sueño afecta a otros aspectos de la salud: la nutrición, la salud mental, el riesgo de accidentes y sobre todo limita la capacidad cognitiva.

Si el tiempo es un problema se pueden idear fórmulas que permitan ahorrar tiempo con el objetivo de dedicarlo a esa conciliación:

  • Teletrabajar y hacer teleconferencias para no perder tanto tiempo en desplazamientos.
  • Disponer de un área para comer en la oficina comida traída de casa.
  • Limitar las reuniones o aprovechar desplazamientos para mantenerlas.
  • Dedicar un tiempo semanal a buscar ineficiencias y resolverlas, con el objetivo de contar con más tiempo.
  • Contratar y delegar el trabajo en otros.

En cuanto al método de trabajo a través de listas de correo, grupos de WhatsApp o uso de apps de trabajo en grupo otra idea es elegir las mejores herramientas (aunque a veces sean de pago) y luego delimitar para qué se utilizará cada una: nada de usar los grupos para chistes o trivialidades, usar ciertos canales solo para asuntos urgentes o acordar que lo que se reciba en la zona de trabajo en grupo se contestará «cuando se pueda» – lo cual permite a cada persona trabajar cuando más le convenga y disponer de su tiempo como prefiera. Si todos contribuyen al proyecto común y además pueden hacerlo desconectando del mundo, pero sin aislarse de él, mejor para todos.

{Foto: Designer at work (CC) Jose Aljovin / Business Woman (CC) Rawpixel @ Unsplash}


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