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Decía el precursor de la informática Alan Kay que «la mejor forma de predecir el futuro es inventarlo». Haciendo buenas sus palabras, la gigantesca tienda de Internet Amazon ha revisado el dicho patentando un método de trabajo que podría resumirse en algo así como «la forma más rápida de entregar un producto es enviarlo antes de que el cliente lo compre». Si la idea suena extraña, basta examinar la patente que han presentado y que lleva como título «Method and System for Anticipatory Package Shipping».

Actualmente, Amazon ofrece envíos en uno o dos días a los usuarios que contratan su servicio Premium; en algunas ciudades se están realizando también entregas en 24 horas y el objetivo es minimizar el tiempo transcurrido entre que se pulsa el botón «Comprar» y el pedido llega a casa. Y mínimo podría significar prácticamente «menor que cero», si el método de los envíos anticipados funciona tal y como está planteado.

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Como es fácil de imaginar, esto es especialmente aplicable a grandes lanzamientos y productos de consumo masivo; la idea que está detrás de todo ello son los llamados modelos predictivos.

Gracias a que Amazon conserva el historial de los pedidos de cada cliente y a que conoce la dirección de las entregas puede calcular a priori cuántos nuevos iPhone, muñecas Monster High o ejemplares de Harry Potter se servirán en un código postal o un barrio – al menos a grandes rasgos, mediante un modelo que simula la realidad analizando el comportamiento de los clientes en el pasado.

De esta forma, el sistema anticipa las ventas y da luz verde a lo que llama envíos especulativos de paquetes: productos y cajas reales que llegan hasta un centro de distribución o incluso a un camión asignado a una zona. Si acto seguido se recibe un pedido en firme de un cliente para uno de esos productos, todo está listo para llegar a su casa en cuestión de horas.

Pero el sistema añade muchos más factores a estos curiosos «envíos anticipados». Los productos ocupan espacio y traerlos y llevarlos tiene un coste. A medida que pasa el tiempo –si no se venden– el sistema puede llegar a calcular si merece la pena devolverlos a la central o quizá ofertar un descuento a los clientes de la zona – siempre por un valor menor que lo que supondría el coste de retorno. De esta forma, se liquida el stock, se ofrecen ofertas interesantes a los clientes y se mantiene toda la maquinaria funcionando.

Encajar todo esto en la complicadísima logística de Amazon puede ser una tarea hercúlea: millones de clientes, cientos de centros de distribución por todo el mundo, miles y miles de proveedores… Pero añadir este sistema inteligente es también un punto extra que les haría ganar clientes y aumentar las ventas frente a sus competidores. El objetivo, dicen, no es otro que lograr que comprar por Internet sea tan rápido como hacerlo en una tienda en la que pagas y te llevas el producto.

{Foto: Amazon por dentro (CC) Alvy @ Flickr; Patente #US008615473 de Amazon}


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