No todo el mundo puede permitirse el lujo de que un profesional conduzca su coche, pero un desarrollo de Volvo –los llamados Road Trains o «trenecitos de carretera»– podría hacer que en el futuro todos viajemos en nuestros propios coches sin tener que poner las manos al volante, guiados por un conductor profesional que encabece la marcha.

La idea es fácil de entender, aunque técnicamente tiene sus complicaciones. Es básicamente un trenecito de coches: un camión normal y corriente, conducido por un profesional, lidera el grupo de coches que se van situando espaciados a corta distancia. Mediante tecnología inalámbrica todos reciben las instrucciones del camión, para guiarlos en las curvas y en lo relativo a la velocidad. Los pasajeros pueden ir cómodamente hablando o leyendo: tan solo será necesaria su intervención en caso de emergencia o cuando quieran salir de la autopista.

Un viaje así tiene varias ventajas: por un lado se ahorra combustible aprovechando el efecto rebufo del camión y los vehículos que van delante; por otro se evitan atascos de tráfico al mover a todos los vehículos al unísono. Los inventores del sistema dicen que también es más seguro al ir guiado por un profesional, especialmente en trayectos largos y monótonos.

Aunque la distancia entre coches es menor, al estar todos perfectamente coordinados en caso de que el camión frene todos frenan exactamente a la vez, garantizando que la distancia de seguridad es suficiente. El camión de cabecera va equipado con una antena especial para no perder la comunicación en ningún momento, aunque en caso de problemas los conductores de cada vehículo pueden tomar el control de su coche.

Sus creadores piensan que técnicamente está casi todo solucionado, y que en unos cinco o diez años se podrían utilizar de forma generalizada en las grandes vías de muchos países. Sin embargo también son conscientes de los obstáculos que deben superar: más complicados casi que los detalles técnicos serán las barreras legislativas y la aceptación por parte del público.


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