Viajar en coche

Aunque es algo absolutamente cotidiano hay muchas formas de entender cómo es un «viaje» con la familia y cómo influye en las diversas decisiones respecto a los vehículos, su logística y la tecnología que hay en su interior. Así que de vez en cuando es conveniente hacer el ejercicio de dar un paso atrás para verlo todo con otra perspectiva. Matt Sundstrom lo hizo y aportó algunas perlas de sabiduría a la curiosa relación entre los viajes en coche y las «experiencias de usuario», entendiendo como tales a los conductores (y sus familias) sujetos a un análisis socio-tecnológico.

Lo que es verdaderamente importante frente a lo puramente deseable – En los coches modernos y los vehículos autónomos del futuro a veces se da una dura batalla entre la seguridad y la comodidad, entre lo importante (ej. seguir la ruta correcta con los mapas del teléfono móvil) y lo deseable (utilizar el mismo móvil para jugar). Es por esto que probablemente tendrá sentido separar completamente el coche y su sistema operativo de las «opciones deseables» y del mero entretenimiento de los pasajeros. También hay partidarios hoy en día de que los coches, por seguridad, bloqueen los teléfonos móviles que puedan entretener al conductor, igual que podrían evitar conducir con sueño o con altos niveles de alcohol. Del mismo modo, los servicios de redes sociales deberían quedar fuera del alcance del conductor pues desvían completamente su atención.

Mejores mapas para ir de un lado a otro – Los mapas y rutas deberían ser algo permanente que no desaparezca si toqueteas con los botones (algo típico si no están integrados sino que se usan los del móvil). Además deberían contener información más útil y práctica: instrucciones fáciles de seguir, ayuda en forma de imágenes Street View si hay poca visibilidad o capacidades inteligentes como elegir una ruta alternativa porque no incluye peajes o tiene mejores restaurantes.

¿Quién manda? Para evitar las clásicas discusiones familiares sobre qué película se ve o qué música se escucha el coche debería conocer la composición de la familia y quién tiene permisos para hacer qué. Idealmente cualquier dispositivo podría emitir la señal de entretenimiento (música o películas) para todos, pero los adultos podrían tener una especie de «derecho de veto». Con la llegada de los coches autónomos esto adquirirá una nueva dimensión, pues al no ser necesaria la atención total del conductor las posibilidades de entretenimiento aumentarán y se volverán más complejas.

Otra cuestión es tener en cuenta cuál es el objetivo último del viaje: ir de un sitio a otro. Pero los conductores del futuro deberían poder elegir cómo hacerlo: en menos tiempo, por el camino más agradable o consumiendo (y contaminando) menos. Si como decía la vieja canción «viajar es un placer» qué menos que hacer de ello una experiencia completa, inolvidable y práctica.

{Foto: Acceleration (CC) Nikos Koutoulas @ Flickr}


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