A medida que las ciudades evolucionan, también cambian sus habitantes y sus necesidades. El verdadero desafío consiste en mantener la identidad de la ciudad a la vez que satisface las necesidades de sus habitantes. Un buen ejemplo de esto es la autopista para bicis Baana, en Helsinki.
Se trata de una antigua línea de ferrocarril que atravesaba un kilómetro y medio de la ciudad comunicando el puerto industrial con una de las estaciones de mercancías. Construída en 1894 y caída ya en desuso con el traslado de los puertos, la ciudad tenía una cicatriz atravesándola en forma de túnel. Soterrar el túnel hubiera sido demasiado caro, por lo que, a finales de la década pasada, la ciudad puso en marcha un proyecto de consulta con asociaciones vecinales, estudiantes y urbanistas. La construcción comenzó en 2009 y el resultado fue inaugurado en 2012. Es conocido como Baana, ferrocarril en finlandés.
Se trata de una autopista para bicis de dos carriles, conectada a otras vías para bicis y con la ocasional mesa de ping-pong o instalación artística. A siete metros de profundidad y a cielo abierto, la antigua vía férrea permite a cualquier ciclista llegar rápida y, lo más importante, con seguridad a los puntos más importantes de la ciudad. La idea ha tenido tanto éxito entre los vecinos que, lo que comenzó siendo una solución temporal antes de soterrar el túnel, se ha convertido la génesis de la futura red de vías ciclistas de la capital finlandesa, que cuenta ya con 130 kilómetros. Para hacernos una idea del éxito del Baana, 110.000 ciclistas la emplearon en su mes de mayor circulación, agosto de 2014. Para una ciudad de 600.000 habitantes, esto puede considerarse un éxito. Y todo gracias a la colaboración con los ciudadanos y tan sólo 5 millones de euros de coste total.
Adaptar las ciudades a la bici tiene, además, varias ventajas. La más importante es incentivar el uso de la bici. Esto se traduce en una reducción de la contaminación (algo extremadamente necesario tras la crisis de calidad del aire que se ha venido fraguando en ciudades como Madrid). Pero, sobre todo, revierte en la salud ciduadana, dando como resultado una mayor calidad de vida general para la ciudad.
Vía | Vox
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