librosCualquier avance en las comunicaciones entre particulares conlleva todo tipo de oportunidades de negocio, a menudo poco llamativas a primera vista. Con la expansión de los medios impresos, surgieron los anuncios por palabras, donde cualquier individuo podía anunciar la venta de sus productos o servicios a una gran audiencia local o, a veces, internacional. Con la llegada y adopción de Internet, las audiencias potenciales para cualquiera de nuestros anuncios se han convertido en millonarias y se extienden a todo el planeta. Si a esto le sumamos las grandes redes logísticas internacionales, por avión, barco o carretera, el resultado es que cualquiera de nosotros puede comenzar hoy mismo su negocio a escala internacional. Sólo hace falta, como siempre, una buena idea.

Un buen ejemplo de la potencia de herramientas que damos por sentadas en nuestra vida diaria (Internet y las redes logísticas internacionales) lo traen los libreros de segunda mano por Internet. No se trata sólo de los gigantes del libro, sino de las pequeñas y medianas empresas que hacen uso de las redes y plataformas que han creado para vender sus libros.

Todo comenzó, también, con la llegada de la Internet y del libro electrónico. Cada día, las tiendas de segunda mano británicas y norteamericanas estaban recibiendo más libros de los que podían colocar. Esto dio la idea a varios emprendedores, como los fundadores de AbeBooks o Thrift Books, que se vieron sorprendidos por la facilidad con que podían colocar los libros más extraños a través de la Red. Siempre hay alguien, en algún lugar del mundo, que pueda estar interesado en cualquier libro, por raro que sea. De modo que comenzaron a recoger libros de organizaciones caritativas, bibliotecas municipales o escuelas (donde el flujo de  materiales educativos es mayor) y comenzaron a clasificarlos y acumularlos en un almacén.

El estado de conservación de cada libro y su valor de mercado son evaluados antes de catalogarlos e introducirlos en el sistema. Todo esto sucedía en 2003. El año pasado, vendieron 11,5 millones de libros. Naturalmente, son varios los libros que han tenido que reciclar, donar o descartar. Pero gracias a las redes, logística e Internet, millones de libros están teniendo una segunda o tercera vida y el patrimonio literario mundial se está redistribuyendo con más eficacia allá donde es más necesitado.

Vía | The Guardian


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