En todos los planteamientos sobre las ciudades inteligentes hay uno casi imposible de evitar: que las ciudades «tradicionales» ya existen y que los automóviles aparcan en ellas. Dejando aparte soluciones extremas como las de el plan de la red verde de Hamburgo lo mejor es buscar un acomodamiento adecuado para esos vehículos. Al hacerlo, complementado con el resto de medidas para reducir el uso del vehículo privado, se consigue una ciudad más sostenible en la que la mitad de los coches, en vez de estar congestionando las calles buscando aparcamiento en un instante dado, simplemente van, aparcan y vuelven.
El planteamiento de los sensores individualizados para cada plaza de aparcamiento no es algo nuevo y cada vez hay más empresas que lo utilizan. Son baratos, fáciles de instalar y resistentes. Xerox ha desarrollado esta idea en una tecnología que denomina Merge [más info en este PDF: Merge Parking Management System] y que lleva años funcionando. Gracias a este control individualizado el «cerebro de la ciudad» puede tomar decisiones en tiempo real sobre cómo optimizar la movilidad y mejorar los problemas de las congestiones urbanas.
En Los Ángeles, por ejemplo, donde las plazas de aparcamiento se consideran un «recurso escaso» varias zonas de la ciudad cuentan con el llamado LA Express Park. En sus plazas los sensores permiten modificar el precio del aparcamiento en tiempo real: si hay pocos coches es más barato; cuando hay más demanda es más caro. Por un lado se disuade a los conductores –mediante una app y notificaciones– de usar el coche privado. Por otro, el resultado en cifras: un 10 por ciento menos de tráfico y una reducción de los precios en el 60 por ciento de las plazas.
En un proyecto piloto en Indianápolis el montaje es similar y se emplean 1.500 sensores para detectar la presencia de vehículos; este método incluye los mapas y los medios de pago para que todo pueda hacerse desde el teléfono inteligente. Al facilitar el aparcamiento la ciudad ha recaudado unos 12 millones de dólares más de lo que esperaba.
Finalmente ya en Europa, en Amsterdam, esta tecnología se utiliza en combinación con los vehículos de vigilancia para detectar infracciones de aparcamiento – algo que también hace a los conductores «tomarse en serio» la cuestión de entrar en la ciudad con coche sin pagar. Los vehículos oficiales que patrullan por las diferentes zonas reconocen las matrículas y se consulta en tiempo real si han pagado por la plaza que ocupan en esos momentos o no. Si todo está en orden, no hay problema. Si el vehículo no ha pagado o está fuera de hora, se notifica de la infracción, que también llega automáticamente al propietario del vehículo.
Y es que en el «juego» entre policías y ciudadanos cuanto más inteligentes sean las «armas» para utilizar la recaudación a nivel disuasorio, mejor para todos. La conclusión: disuadiendo, facilitando y ajustando los precios de este, cada vez más, escaso recurso la ciudad puede ser más sostenible y acogedora para todos.
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