En innumerables ocasiones la logística y el ecommerce son dos sectores íntimamente ligados, y la evolución de uno de ellos puede implicar cambios inmediatos en el otro. Así, por ejemplo, en este blog se ha hablado de los hubs urbanos al analizar el futuro, (y el presente), de los espacios logísticos. También se habló, hace ya más de un año, de la importancia que iban cobrando de forma paulatina los hubs urbanos o mini-hubs, estos pequeños almacenes de distribución ubicados en el centro de nuestras ciudades, en el ámbito del comercio electrónico. Ya podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que no se trata de una simple tendencia, sino de un espacio logístico que se ha hecho indispensable.

La última milla, cada vez más importante

En los tiempos que corren, donde servicios de entrega en 24 o 48 horas ya no son una novedad, y empiezan a proliferar incluso servicios que se comprometen a llevar un producto hasta las manos del cliente en menos de 2 horas, o de una, el concepto de la última milla es cada vez más crucial.

Estamos hablando del tramo final de la cadena logística, el trayecto que va desde el último punto de distribución hasta el receptor del paquete; allí donde la movilidad urbana “nos la puede jugar” haciendo que sea complicado cumplir con los compromisos de entrega más exigentes. Es aquí donde la correcta ubicación de un hub urbano, ese último punto de distribución, cobra una vital importancia.

Este auge de los mini-hubs está teniendo un interesante efecto secundario. Hay almacenes y viejas fábricas que quedaron abandonados cuando la actividad industrial se trasladó a los polígonos industriales a las afueras de las ciudades. Algunos de estos edificios pueden ser sitios idóneos para establecer un hub urbano.

Por último, pero no menos importante, estos pequeños almacenes son una respuesta también a las restricciones en el tráfico cada vez más habituales en el centro de nuestras ciudades. Preferentemente este último reparto dependerá de vehículos más pequeños y ecológicos, como furgonetas e incluso bicicletas.

Imprescindibles para el ecommerce

Empresas de todo tipo hacen uso de los servicios de reparto y entrega de paquetería, pero evidentemente hay un tipo de negocio que depende de forma radical de ellos: las tiendas online o comercios electrónicos. De hecho, los primeros hubs urbanos se han ido abriendo en España en zonas concretas donde el comercio electrónico tiene gran penetración. Estamos hablando de barrios donde viven parejas jóvenes de clase media o alta, cuyos hábitos diarios incorporan desde hace tiempo la compra por Internet y, que por ser de nueva construcción, u otra razón, carecen de suficientes comercios tradicionales.

La importancia del uso de estos almacenes urbanos estriba en que se puede tener un stock de producto lo más cerca posible del destinatario final, del comprador de la tienda online. Se busca la eficiencia ecológica, con el ya mencionado uso de vehículos más sostenibles, la reducción del tiempo de entrega y, por supuesto, la reducción de los costes. También facilita la gestión de la logística inversa, concepto que engloba entre otras muchas acciones la gestión de las devoluciones de producto que hacen los clientes.

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Vehículo ecológico de SEUR que presta servicio Now

Por su parte, lo que busca un negocio de ecommerce es poder cumplir con los plazos de entrega prometidos, que cada vez tienen que ser más ajustados si se quiere competir con las empresas más grandes del sector. Para ello es clave hacer una eficiente gestión de los stocks y que el recorrido final de la entrega, esa última milla, sea lo más corta posible.

Los hubs urbanos han llegado para quedarse

Son muchas las empresas de logística y transporte, además de los gigantes del ecommerce, que están incorporando a sus cadenas logísticas hubs urbanos. Por ejemplo, SEUR acaba de inaugurar uno de ellos, muy recientemente, en el centro de la ciudad de Córdoba. La idea es que la mencionada última milla, esa parte final del recorrido de un paquete, se haga de la forma más sostenible y eficiente posible, con medios de transporte ecológicos, como bicicletas, e incluso repartidores a pie para los trayectos más cortos. Todo ello redundará en la reducción de la huella de carbono que pudiera provocar el trabajo diario. Este hub se une a los que la empresa ya tenía en otras ciudades como Barcelona, Madrid, Bilbao, Sevilla, Segovia, Valencia y Zaragoza.

El éxito de los hubs urbanos supone un cambio de calado en las cadenas logísticas, ya que su último eslabón ya no van a ser los gigantescos almacenes a las afueras de las grandes urbes. Estos se convierten en los abastecedores de los mini-hubs. La apuesta es clara por entregas más rápidas y eficientes, y también por hacer que la actividad del transporte de paquetería tenga la menor huella de carbono posible, buscando la sostenibilidad.


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