Está claro que la red abre un auténtico mundo de posibilidades para el comercio. Traspasa fronteras, llega donde no es capaz de hacerlo una tienda convencional. Sin embargo, esa falta de fronteras puede suponer un inconveniente cuando el que compite por su cuota de mercado es una pequeña empresa. Conocer a la competencia es necesario. Pero, más allá de eso, saber adaptarse para poder ganar mercado lo es todavía más.
Y hay algo evidente: siendo pequeños no podremos competir en muchos aspectos con un gigante. Pero tenemos motivos y maneras de hacerlo que a ellos se les escapan. Una de ellas y principal: diferenciarnos. Y no, no siempre la diferencia está en vender más barato sino en nuestro servicio.
El e-commerce, como casi cualquier sector, supone una auténtica carrera de fondo. Y, aunque hoy en día, es el precio el que marca fundamentalmente el éxito de un e-commerce, hay muchas maneras de sacarle ventaja a los grandes. Obviamente, muchos de los descuentos y ofertas que podemos ver en la red responden al tamaño del e-commerce que lo ofrece: las grandes compañías tienen la capacidad de comprar en grandes volúmenes, algo que facilita que puedan contar con precios más competitivos. Pero, para sortearlo, hay opciones: para empezar, ofrecer más.
Y es que, aunque es el precio quien pauta, también es cierto que son precisamente los packs de producto o las ofertas relacionadas con compra las que se llevan el gato al agua. En ocasiones, preferimos pagar un poco más si ese «poco más» supone que nuestro envío contará con artículos de regalo que en ocasiones complementan nuestra compra (algo muy habitual cuando se trata de productos tecnológicos) o que pueden suponer simplemente una compra por impulso (que, recordemos, no hemos de pagar sino que forma parte del regalo). Pero no son solo regalos las claves sino que, basándonos en ese mismo ajuste del margen de beneficio, apostar por una política de descuentos para futuras compras o tarjetas de fidelización puede ayudarnos a cautivar a un cliente para siempre.
Porque no se nos olvide: si algo fundamental puede ofrecer un pequeño e-commerce con respecto a uno de gran dimensión es la cercanía en el trato. Un ardid que no solo nos permitirá el engagement tan deseado con nuestros usuarios: enviar un mail de estado de pedido (avisando al cliente, por ejemplo, de la inminente llegada de su compra y afianzando tanto su seguridad en nuestro e-commerce como su experiencia de compra), realizar cuestionarios de satisfacción (siempre breves y que, en caso de ser negativos, contemplen alguna recompensa para promover una nueva compra), contar con mecanismos que permitan evitar el abandono de compra o mimar el envío de cada producto en su aspecto pueden suponernos un auténtico triunfo.
Y recordemos: el poder de las redes sociales es único. Y ¿qué mejor que hablen bien de nosotros porque, a pesar de ser pequeños, nuestro servicio es grande?
Fotos | Luis Maram, Seobility
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