Una de las cuestiones que todavía están un poco en el aire cuando se habla de los vehículos ecológicos eléctricos que se recargan y no necesitan combustible es la forma en que conseguir la energía para la recarga de las baterías. De momento existen varias alternativas pero, ¿basta con la conveniente solución de enchufarlo en casa por la noche? ¿Hay suficientes estaciones y puntos de recarga en las ciudades y autopistas? ¿Son prácticos los sistemas de intercambio de baterías –similares a las bombonas de butano– en estaciones de servicio especiales?
El propio precio de la electricidad, que no deja de aumentar, puede ser definitivo de cara al impulso definitivo de los vehículos eléctricos. Por esto y por otras razones se están experimentando diferentes ideas que minimicen el coste de la electricidad para crear lo que se ha dado en llamar estación de servicio ecológica e inteligente, una de las cuales se está probando en un centro comercial de Indiana (Estados Unidos).
El proyecto consiste básicamente en hacer que la estación convierta la energía procedente del sol mediante paneles fotovoltaicos y la almacene para luego recargar los vehículos de los visitantes. Esta técnica, que normalmente se utiliza en los hogares para calentar el agua y otros usos puede usarse aquí para la recarga de los vehículos de forma altamente eficiente: no hay necesidad de emplear la electricidad de la red convencional a menos que la demanda sea enorme. En los momentos en que no hay nadie «repostando» lo paneles siguen funcionando y la electricidad sobrante se envía al centro comercial para otros usos.
Técnicamente, las placas solares fotovoltaicas alimentan un sistema de almacenamiento de Toshiba que emplea la tecnología de baterías denominadas SCiB (Super Charge Ion Batteries). Los conductores pueden recargar sus vehículos utilizando los enchufes estándar de los coches de este tipo. La estación cuenta con tres puestos de recarga: dos de velocidad convencional (una recarga completa en seis horas) y otro rápido (una recarga en una hora).
Este proyecto piloto se enmarca dentro de los concepto de las Smart-Cities (ciudades inteligentes) y las Smart-Communities (comunidades inteligentes) en las que la relación entre los ciudadanos y los recursos de la ciudad va un poco más allá de lo que estamos acostumbrados a ver, gracias al uso de las nuevas tecnologías y siempre teniendo en cuenta el aspecto medioambiental.
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