La reinvención en el terreno laboral parece uno de las factores fundamentales para hacer frente a los nuevos retos de la crisis, las tecnologías y los modelos de negocio que se van renovando prácticamente cada día. Hace diez años, nadie hubiera considerado el comercio electrónico, las redes sociales o el marketing digital como una fórmula de éxito en sí misma, y sin embargo, hoy en día, son los sectores empresariales a los que más trabajadores potenciales dirigen su mirada. El hecho más significativo es que este fenómeno se está produciendo al mismo tiempo en dos generaciones separadas en el tiempo: la de los denominados emprendedores de plata y la de los adolescentes digitales.

Según un reciente estudio, la primera expresión se refiere a aquellos grupos laborales profesionales que en plena madurez deciden reinventarse, abandonar el modelo convencional de trabajo al que habían dedicado buena parte de su vida y cambiar totalmente de rumbo. Se puede afirmar que se trata de un sector de la población activa cada vez más extendido que por necesidad o por afán visionario, han emprendido nuevas iniciativas relacionadas, sobre todo, con el mundo de Internet: comercio, publicaciones, servicios, etc.

Las principales ventajas de los emprendedores de plata es que está demostrado que la experiencia es un grado, y que todos aquellos que han aplicado a su trabajo una visión comercial durante décadas, llevan consigo un bagaje y aprendizaje impagable a la hora de desenvolverse en el nuevo modelo, aunque el soporte sea distinto. No obstante, la sabiduría no es sinónimo de éxito, y solo conociendo de primera mano las posibilidades que ofrecen las nuevas herramientas 2.0, este grupo laboral podrá seguir destacando dentro de sectores como el e-commerce.

Su competencia, y a la vez complemento, la encontramos en los adolescentes digitales, procedentes de la era de los denominados prosumidores, que se han formado y educado con las nuevas tecnologías, y que conocen como nadie al cliente potencial, porque ellos mismos lo representan. Hablamos de aquellos jóvenes que a temprana edad ya han encontrado trabajo gracias a las redes sociales, o que han hecho de éstas instrumentos de su propia empresa, utilizándolas para comercializar productos de todo tipo, y apuntándose a la maratoniana carrera de la innovación.

Ambos grupos laborales coexisten en la actualidad y aquellos que han desarrollado una amplia actividad profesional son fáciles de identificar: empresas convencionales reconvertidas en Internet o nuevas firmas nacidas ya al amparo de este soporte imparable. El estudio de su desarrollo y éxito puede arrojar datos interesantes sobre una fórmula que no para de renovarse y ofrecer nuevas oportunidades de futuro, como vemos, a todas las edades.


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