La competencia es muy necesaria para los negocios. Es lo que nos hace crecer, tratar de superarnos cada día, innovar, arriesgar. Determinar con exactitud cuál es nuestra competencia es vital para trazar nuestras líneas maestras en el desarrollo del negocio, para diseñar estrategias que traten de explotar eso que nosotros tenemos de particular, de único con respecto a los demás.

A la vez, pensar que no tenemos competencia es el gran error que podemos cometer. Todo el mundo tiene competencia, y siempre puede surgir alguien que lo haga mejor que nosotros, por eso mismo hemos de tener presente quién es quién, contra quién competimos por los clientes y, sobre todo, hemos de conocer las mejores artimañas para competir con quienes son más grandes.

Especialízate en la atención premium al cliente

Conoce mejor que nadie a tu cliente, cuídalo como si fuese único (que en realidad, lo es) y colócate cerca de él. Todo ello puede marcar la diferencia con respecto a «los grandes», que si bien tendrán casi seguro un producto muy similar al tuyo, puede que no se lleven la venta.

Uno de los puntos débiles de los enormes eCommerce es que tiene difícil forjar una relación individual con un cliente. Desde el punto de vista del comprador, muchas veces vemos esos sitios como enormes escaparates en los que es fácil comprar. Aunque tienen un servicio de atención al cliente bueno, no podrían alcanzar una relación más personal aunque quisieran.

Nosotros podemos especializarnos más en ese sentido, estudiar qué tipo de clientes tenemos (y apuntar a nichos más pequeños), qué problemas o cuestiones son las más frecuentes, qué soluciones se adaptan mejor a ellos, y ofrecerles ese plus, ese valor añadido que consiga hacer de nuestro eCommerce su tienda predilecta. Y todo porque les resolvemos los problemas.

Además, contamos con otra ventaja clara que explotar, y es en el sentido de la «localidad», de la cercanía física que tengamos con los clientes. En un mundo globalizado, la cercanía, saber que estamos tratando con personas que son paisanas, que viven en la misma ciudad o en la misma región y a las que podemos acudir físicamente para resolver cualquier problema, aporta un gran valor añadido. Incluso podemos decir que somos «locales» si estamos en el mismo país, pues hoy en día es posible realizar envíos par reparación en menos de 24 horas.

La mayor ventaja de todas, sin duda, es la capacidad de ponerle «cariño» al proceso de compra. A la cintura que podemos tener en nuestras acciones de marketing, frente al poco riesgo que suelen asumir los grandes. A la posibilidad de ajustar los precios sin perjudicar excesivamente el margen porque tenemos una estructura de costes simple (auqnue muchas veces será imposible competir en precio). Y sobre todo, a la oportunidad que, como start-up, tenemos para ofrecer una calidad de servicio global mucho mejor que cualquier gran empresa.


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