Durante los meses más complicados de la pandemia de la Covid-19 el comercio electrónico se revolucionó de arriba a abajo. Debido al estado de alarma se suspendió la actividad de muchas tiendas físicas; las empresas de ecommerce se vieron en dificultades para cumplir con sus operaciones con proveedores y clientes e incluso hubo que priorizar qué tipo de productos, a quién se podían servir y establecer todo tipo de nuevas medidas de seguridad.
Debido a la imposibilidad para la población de acudir a ciertos comercios, la actividad logística asociada al ecommerce creció hasta niveles parecidos a los de las grandes campañas, como las del periodo navideño o el Black Friday. En algunos casos se dio un crecimiento prácticamente exponencial, con la complicación para todas las partes implicadas de asumir la avalancha de pedidos y también por los mayores costes asociados.
Según los nuevos datos del Informe Economía Digital en España llevado a cabo por Boston Consulting Group y la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital) la economía digital ya representa un 19% del PIB en España. Y, de ese porcentaje, el ecommerce (productos) y las ventas online (restauración y alojamientos) suponen el 73% de lo que podría denominarse «PIB digital».
Traduciendo en cifras estos porcentajes, el estudio calcula que el ecommerce del comercio minorista supone aproximadamente 4.800 millones de euros (el 80% del total de toda su contribución al PIB digital). Por su parte las reservas de alojamientos y las ventas online de restauración y alimentación suman otros 12.900 millones de euros al PIB (el 90% del total de la contribución al PIB digital de ese sector).
Los efectos del impacto de la Covid-19 se pueden dividir en dos grandes grupos, según el estudio. Por un lado, los efectos coyunturales con un carácter temporal como los servicios de comunicaciones, comida a domicilio o actividades relacionadas con teletrabajo. Por otro, los efectos estructurales de más largo plazo, como podría ser el cambio que suponga la «nueva normalidad» en cuanto a conciliación laboral y teletrabajo, o el movimiento de la fuerza laboral a sectores más digitalizados. Como puede ser, por ejemplo, el del negocio de la impresión bajo demanda, con el que puedes abrir tu propia tienda y empezar a vender camisetas personalizadas online.
Por un lado la crisis de la pandemia ha acelerado la implantación de la digitalización y de muchos servicios online de todo tipo previstos para 2020-2025; pero por otro también aumentado la «brecha digital» entre países, regiones y empresas de un mismo sector según su capacidad para adaptarse.
A modo de ejemplo, en otro análisis del BCG titulado Covid-19: Cómo pueden triunfar los minoristas de alimentación en la nueva normalidad se apunta a cómo ha cambiado la situación desde hace unos meses a esta parte para el comercio minorista:
- El ecommerce es más relevante.
- El mix de categorías cambia: más actividades para hacer en casa como cocinar o pedir comida a domicilio, frente a comer fuera en restaurantes.
- Las empresas lucharán por aumentar su share of wallet o porcentaje de dinero que una familia dedica a la compra de productos y servicios de su marca.
- A largo plazo las cadenas de suministro idearán alternativas más localizadas, flexibles y sostenibles, como pueden ser los puntos de entrega pickup o el reparto en vehículos alternativos (ej. bicicleta).
- Puede que finalmente queden menos empresas en juego debido a la crisis, pero serán más diversas y adaptables.
- Las alianzas con el gobierno y las entidades locales serán relevantes para reforzar el papel de los minoristas en todo este nuevo escenario.
El informe además incluye una docena de recomendaciones divididas en cuatro áreas:
- Infraestructuras y conectividad
- Capacidades digitales
- Seguridad, regulación y fiscalidad
- Emprendimiento e innovación
En estas cuatro áreas se mencionan la importancia a futura del despliegue del 5G, la tecnología cloud, la IA, el Big Data y la «administración 100% digital» como factores tecnológicos claves. También se habla de los planes de formación y educación digitales desde la infancia hasta los trabajadores, autónomos y las pymes y de la protección de datos, transparencia y ciberseguridad. Finalmente, también se habla acerca de la importancia de promover las condiciones necesarias para que las startups y los inversores puedan crear nuevas empresas y oportunidades. Al igual que con la gran crisis que se nos ha venido encima de forma inesperada, su impacto puede ser también una gran oportunidad para muchos sectores.
{Foto (CC) United Nations Covid-19 Response @ Unsplash}
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