La denominada economía verde analiza la economía mundial teniendo en cuenta los riesgos medioambientales, la escasez de recursos y el desarrollo sostenible. Este punto de vista lleva a observar con más detalle la sostenibilidad de las ciudades, la ecomovilidad e incluso el origen de las materias primas que se usan en diversas actividades. Por esta razón cuanto más imbricada está esa economía verde en una ciudad o país, tanto mejor para sus habitantes y su entorno.
A este respecto la consultora Dual Citizen elabora desde hace años el llamado Global Green Economy Index (GGEI), un ránking a modo de análisis completo sobre ciudades y países en sus diversos «aspectos verdes». Es en cierto modo algo paralelo a los ránkings que se publican sobre las multinacionales más verdes, los fabricantes de automóviles más respetuosos con el medio ambiente o las compañías aéreas que más eficientemente actúan en su día a día.
En el ránking de países verdes de 2016 aparece en el número uno Suecia seguida del resto de países nórdicos así como Suiza, Alemania y Austria. Esto no resulta muy sorprendente dado que muchos de estos países tienen una larga tradición de haber experimentado con diversas fuentes de energía y de planificar y fomentar el uso de materiales reciclados o medios de transporte alternativos. En el continente americano hay dos países destacados, Brasil y Costa Rica, mientras que en África son Etiopía o Zambia los mejor situados.
Más interesante resulta el análisis a nivel de las «ciudades más verdes»: Copenhague (Dinamarca) encabeza la lista de «ciudades verdes» en el puesto número uno, seguida de Estocolmo (Suecia), Vancouver (Canadá), Oslo (Noruega) y Singapur. Nueva York, Berlín, París y Tokio también están en el «top 10».
Para la clasificación se eligieron 50 ciudades, incluyendo todas las capitales europeas. En el análisis se tienen en cuenta más de 32 factores, divididos en cuatro grandes grupos: Liderazgo y actitud ante el cambio climático (políticas al respecto, normativas), Eficiencia de los diversos sectores (edificios, transporte, energía, turismo), Mercado e inversiones (inversiones en renovables, innovación, sostenibilidad en las empresas) y Medioambientales (agricultura, calidad del aire, agua, biodiversidad, pesca, bosques). La información recopilada procede en su mayor parte de fuentes públicas, en muchos casos normalizada a nivel internacional según las regulaciones; en otros (ej. cobertura en los medios) el equipo de la consultora realiza el trabajo.
España ocupa el puesto número 22 entre los 80 países analizados, lo cual nos sitúa en una posición razonable, si bien no al nivel internacional equivalente de nuestro Producto Interior Bruto u otros factores. Madrid ocupa el puesto 34 de las 50 ciudades analizadas, hacia la mitad baja de la tabla, con solo 30 puntos del máximo de 100 posibles. Sobre la capital se recalca como positivo que al menos cuenta con un plan de acción climática y que informa públicamente de su situación en cuanto a emisiones de gases contaminantes.
El hecho de que la posición de Madrid sea más que mejorable (está en la tabla junto a Casablanca, peor que Buenos Aires, México D.F. o incluso Hong Kong) hacer ver que todavía queda mucho camino por recorrer. Un camino que al depender de decenas de factores, desde la eficiencia energética de los edificios a las inversiones en energías alternativas o las mejoras en el transporte depende en buena medida de poner en marcha esa mentalidad de «economía verde» más que de pequeñas acciones puntuales.
{Foto: Copenhague, Dinamarca (CC0) TPSDave @ Pixabay}
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