Según la lista de ciudades más pobladas, entre 15 y 30 encajarán con el término megaciudades, teniendo en cuenta la siguiente definición: áreas independientes, con sus propios órganos de gobierno local, donde viven más de diez millones de personas, aunque habitualmente conectadas con otras zonas y ciudades vecinas. Sitios como Shangai, Karachi, Estambul, Lagos, Mumbai y Moscú (por citar algunos de diferenetes países, ya que 5 de las 15 están en China) se enfrentan a problemas poco habituales en las ciudades más pequeñas, que poco a poco van ganando cada vez más importancia frente a los grandes entornos urbanos.
En un artículo de Wired titulado Megacities Might Not Save the Planet After All (Quizá las megaciudades no salven el planeta después de todo) explican la problemática de algunas de estas grandes urbes. En algunas ciudades superpobladas de México es normal emplear dos o tres horas en desplazarse al trabajo; la red electricidad falla con asiduidad y la inseguridad en las calles es un problema. Algo similar ocurre en Nueva York y otras grandes ciudades del mundo. ¿Hasta qué punto son eficientes en su relación espacio-habitantes?
Supuestamente las megaciudades deberían ser más eficientes, pero no es el caso. Aunque parezca que es más fácil calentar un edificio para cientos de familias que cientos de casas individuales, no siempre es el caso. Lo que muchas veces no se tiene en cuenta al hacer estas estadísticas son los problemas y cuestiones negativas que se producen a su alrededor.
Por poner un ejemplo: si bien las megaciudades son centros de negocios y de la cultura empresarial la gente que allí trabaja y vive genera una cantidad inconcebible de basura; prácticamente el 13 por ciento de los desperdicios del planeta. También consumen el 10 por ciento de la gasolina en ir y venir. Y en su mayor parte esto sucede de forma ineficiente: mucha gente llega a trabajar a las megaciudades en coches ocupados por una sola persona, el gasto energético por individuo es superior… Esto es así en casi todas partes excepto en ciudades como El Cairo, Delhi o Lagos, donde hay menos recursos de este tipo – que se suplen con tiempo perdido y paciencia.
La solución puede pasar por disminuir la densidad de población de esas megaciudades, permitiéndolas crecer en extensión pero procurando que esto suceda en núcleos más o menos independientes. De este modo tanto en el consumo como en el transporte y en la gestión de los residuos urbanos el panorama sería más sostenible que en los escenarios actuales.
{Foto: Shinjuku Sskyline (CC) Luke Ma @ Flickr}
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