Una startup fundada por dos profesores de la Universidad de Michigan y el Centro de Vehículos Autónomos de Ford llamada Refraction AI ha creado un pequeño vehículo autónomo con un objetivo en mente: resolver el famoso problema de la «última milla». La idea es completar de forma eficiente ese último tramo de reparto que llega a los hogares de los destinatarios, partiendo por ejemplo de locales como supermercados, restaurantes y otras tiendas de barrio.
La forma de resolver algunos de los problemas, como por ejemplo la circulación por las calzadas o las aceras pasa por un concepto: que el vehículo se comporte como una bicicleta. Esto pasa por usar los carriles bici y adaptarlo a la normativa para las bicicletas, evitando así los peligros de las calzadas o la interacción con los peatones siempre que sea posible.
El vehículo se llama REV-1 y es un triciclo eléctrico de tamaño reducido, más parecido de hecho a una bicicleta que a un coche. Mide poco más de un metro de altura y pesa unos 45 kg, pese a lo cual tiene una capacidad parecida a la de un maletero de coche pequeño: unos 450 litros en los que colocar paquetes, bolsas o cajas. Circulando a una velocidad máxima de 15-20 km/h no resulta ni siquiera demasiado peligroso. Como es natural, va equipado con sensores para evitar obstáculos (lídar, radar, cámaras, ultrasonidos), un total de una docena.
La solución para resolver los «dilemas» a los que puede enfrentarse el vehículo autónomo se resuelven de una forma muy práctica: mediante control a distancia. Normalmente circula por sí mismo, pero ante la disyuntiva de qué hacer en una calle cortada, si atravesar o no un paso de cebra o una zona de obras se activa una alerta en un puesto de control desde donde los operadores que pueden pilotarlo a distancia gracias a las cámaras y comunicaciones inalámbricas. Es casi como un videojuego.
En las pruebas que se están llevando a cabo en Arizona el vehículo resulta práctico cuando se trata de transportar comida de restaurantes locales a los vecinos, idealmente en zonas con carriles bici dedicados (aunque también puede compartir la calzada, como los ciclistas). La idea es que el modelo REV-1 sea fiable y resistente y que pueda circular incluso con lluvia o nieve, de modo que en el futuro pueda incluso reemplazar en algunas zonas a los repartidores que normalmente van en bicicleta. Su precio estará cerca de los 5.000 dólares, una cantidad importante pero no tan alta como la de un coche autónomo.
Me parece interesante, pero creo que SEUR debería estudiar en cómo dar un buen servicio de atención al cliente. No hay derecho que para intentar comunicar por teléfono casi siempre se oye que el tiempo de espera es largo vuelva a llamar dentro de unos minutos, o bien si te lo cogen y te ponen con la sección correspondiente te puedes tirar entre 15 o incluso más de 100 minutos escuchando en breve será atendido.
Hola José, buenas tardes:
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