La e-movilidad se encuentra en pleno apogeo. La necesidad de las grandes ciudades de adaptarse a este nuevo concepto, asociado al respeto por el medio ambiente y la calidad de vida, está provocando que proliferen las publicaciones y decálogos con orientaciones básicas para adaptarse a este tipo de modelos urbanos. La nueva publicación creada en ese sentido por la Comunidad de Madrid (CAM) es un ejemplo del éxito conseguido en la mayoría de los casos, y de las coordenadas establecidas en la Estrategia Española de Movilidad Sostenible.

Aunque de momento se trata tan solo de una declaración de intenciones, la Dirección General de Industria y la Fundación de la Energía de la CAM (Fenercom) han editado la publicación Movilidad Sostenible con el objetivo de dar a conocer a los ciudadanos el modelo actual de movilidad y presentar soluciones y propuestas que se están desarrollando dentro y fuera de España. De hecho, el objetivo es que estas orientaciones sirvan también como ejemplo para el resto de grandes ciudades del país.

La Guía señala que el origen de la aplicación de medidas en torno al transporte sostenible se debe a que el incremento de automóviles circulando por las calles tiene múltiples consecuencias como los atascos, la pérdida de tiempo y dinero, la contaminación o los accidentes. Pero también reseña otros impactos económicos, sociales y ambientales, como la dependencia del petróleo, y el efecto de la contaminación en la salud de las personas, además de los costes de infraestructuras destinadas al tránsito de vehículos y la pérdida de espacio y de calidad de vida.

De igual forma, esta publicación parte del hecho de que la e-movilidad debe concebirse como un derecho del que debe disfrutar toda la sociedad en igualdad, y establece otros preceptos como la necesidad de crear espacios urbanos de calidad, tomando ejemplo ciudades españolas y europeas.

También explica los principales aspectos que deben confluir para que pueda hablarse de movilidad y calidad de vida, y profundiza en conceptos como la proximidad, los desplazamientos y el tránsito de vehículos para esgrimir la necesidad de que tales orientaciones sean tenidas en cuenta.

La optimización de las infraestructuras, la participación ciudadana en la adopción de soluciones viables, el uso racional de los vehículos a motor, la reducción en la congestión del tráfico, la eliminación de emisión de gases contaminadores, el ahorro de combustible y la calidad en los transportes, son otras cuestiones en las que se centra la Guía, que apuesta igualmente por la contribución indispensable de las nuevas tecnologías a la creación de vehículos híbridos para la consecución de este objetivo.


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