La cultura del ‘todo gratis’ en Internet se sigue imponiendo entre los usuarios. Nielsen, compañía de mediciones de audiencia y mercados, llevó a cabo una encuesta a lo largo del año pasado y la conclusión fue que cerca del 90% de los internautas prefieren los contenidos gratis a los de pago. Ninguna sorpresa. Sin embargo, el dato variaba sustancialmente cuando la alternativa era los micropagos: un 50% de los encuestados –de todos los continentes– sí se mostraban dispuestos a realizar pequeños gastos por algunos contenidos.

Si damos como cierta esa cifra, vendría a dar la razón a los expertos en marketing y comercio electrónico que desde hace un par de años señalan a los micropagos como un nicho de negocio muy lucrativo, además de una solución creíble a los problemas de monetización de algunos sectores, como los medios de comunicación.

El concepto es sencillo: es mucho más probable que alguien compre 100 gramos de jamón que una pata entera. El éxito de Kindle Stores y iTunes se explica en gran medida por esta idea: el usuario sí se anima a pagar menos de un euro por una canción, pero no 10 por el álbum completo; o acepta gastar unos céntimos en una aplicación o un juego.

Son transacciones pequeñas que se realizan a través de plataformas seguras (la propia de Apple, Amazon Payments, PayPal Micropayments, CashSender, AlertPay…), desde la web o el smartphone, y representan una compra puntual, sin establecer ningún otro compromiso con el proveedor. Precisamente eso contribuye a fidelizar al cliente: sabe dónde encontrar lo que quiere, en la cantidad que necesita y a precios razonables.

El pasado mes de marzo una start-up llamada Matter comenzó a dar forma a una nueva manera de difundir y valorar el trabajo periodístico. Varios expertos en la divulgación científica y tecnológica ofrecen allí sus artículos a un precio de 99 centavos de dólar por su lectura. Al cabo de solo 36 horas en la Red, Matter había facturado 50.000 dólares. Nueve días después, la cifra era de 100.000. “Nuestro mercado es la gente que le interesa el buen periodismo en una sola pieza. Nadie quiere pagar por paquetes de artículos variados en exclusiva o comprometerse con una suscripción”, sostiene Jim Giles, cofundador de Matter.

Éste es solo un ejemplo de los nuevos negocios que surgen a partir de la estrategia de los micropagos. Parece claro que el modelo funciona, aunque el impulso definitivo tiene que llegar simplificando los sistemas de pago. Con ese propósito ha surgido Paycento, una plataforma todavía en fase beta que utiliza el perfil del cliente en las redes sociales (Facebook, Twitter o Linkedin) para identificar al comprador. Su funcionamiento es el siguiente: abres una cuenta en Paycento y ya puedes acceder a las webs de proveedores de contenido que ofrezcan ese sistema. Podrás descargarte, por ejemplo, un artículo, un vídeo o un juego cuyo coste se cargará a la cuenta asociada. Bastará un click, sin rellenar formularios ni introducir tu número de tarjeta, ya que se valida al usuario y la operación por su perfil en las redes.

Parece que va a ser cierto el dicho que lo más valioso siempre está en las pequeñas cosas. También en Internet.


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