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No puede hablarse de movilidad sostenible sin tener en cuenta que los principales beneficiarios siempre deben ser las personas. Y no sólo en su percepción como ciudadanos, sino también como peatones, es decir, una de las variables más importantes para medir el nivel de calidad de los pueblos y ciudades. Por eso es conveniente recordar que existe una Carta de los Derechos del Peatón, vigente desde 1988 y cuya referencia es imprescindible para implantar medidas destinadas a la emovilidad.

El contenido más importante de este documento, aprobado por el Parlamento Europeo y de plena vigencia, es el referido al principal derecho de las personas como habitantes de la ciudad: vivir en un entorno sano y disfrutar libremente de los espacios públicos en condiciones que garanticen adecuadamente su bienestar.

Otro de los elementos más relevantes, y muy relacionado con los objetivos marcados por las tendencias en movilidad sostenible, es que las ciudades y pueblos- núcleos urbanos o rurales- deben estar pensados para las necesidades de las personas y no para las de los vehículos, y disponer de dotaciones a distancias que puedan recorrerse andando o en bicicleta. Aunque esta premisa pueda parecer prácticamente inviable hoy en día, los nuevos planes de urbanismo sostenible caminan más en este sentido.

La Carta de los Derechos del Peatón incluye también todas las posibilidades de reclamación que tiene el ciudadano: a que se tengan en cuenta los límites en cuanto a emisiones de sustancias y ruido, al uso en todos los medios de transporte público de vehículos que no sean una fuente de contaminación aérea o acústica, a la creación de pulmones verdes en zonas urbanas y a la fijación de límites de velocidad para garantizar la seguridad de la circulación a pie o en bicicleta.

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Es obligatorio igualmente la adopción de medidas que aseguren que tanto el tráfico rodado como el peatonal tengan facilidad de acceso y libertad de movimientos, así como los ajustes en la distribución y el diseño de los vehículos a motor para dotarles de unas líneas más suaves en las partes que más sobresalen.

Ante todo, todas las políticas encaminadas al desarrollo de la sostenibilidad deben centrarse en el derecho del peatón a la movilidad total y sin impedimentos, pudiendo los ciudadanos exigir: un servicio de transporte público ecológico y bien equipado, provisión de facilidades para circulación en bicicleta en todas las áreas urbanas, zonas de aparcamiento que no afecten a la movilidad, e información sobre medios no contaminantes y medio ambiente desde los primeros niveles de enseñanza.


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