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Cuando se trata de salvar vidas la velocidad en el transporte de los órganos de los donantes es un factor crítico. Las recomendaciones médicas indican que los órganos deberían llegar en menos de 4 horas. Cuando el trasplante está planificado esto no supone ningún problema, puesto que puede realizarse en el mismo hospital. Pero cuando se trata de una donación en situaciones más críticas (normalmente, un accidente de tráfico o de otro tipo), puede ser difícil hacer llegar un envío tan especial hasta su destino en las condiciones adecuadas. Muchas veces estas complicadas operaciones no pueden llevarse a cabo simplemente porque donantes y receptores están demasiado lejos o las circunstancias (ej. tráfico en una ciudad, carreteras cortadas) lo hacen imposible.

Lo normal en estos casos de emergencia, si además hay que cubrir cierta distancia, es recurrir a helicópteros o jets privados. Los primeros alcanzan 300 km/h a máxima potencia, pudiendo despegar y aterrizar en casi cualquier sitio. Los jets privados, en cambio, pueden superar los 1.000 km/h y recorrer mayores distancias cuando es necesario; pero requieren algo más de preparación, además de aeropuertos para despegar y aterrizar, lo que añade más tiempo al transporte.

Pero los médicos, donantes y pacientes cuentan ahora con un nuevo aliado: los drones y vehículos aéreos autónomos (o pilotados). Lung Biotechnology, una empresa de biotecnología, ha encargado mil unidades del Ehang 184, un dron «gigante» del que ya habíamos hablado por aquí y que entra dentro de la categoría de Vehículo Autónomo Aéreo (AAV). Los recorridos de este dron son «óptimos»: primero se eleva hasta la altura necesaria, viaja en línea recta de un punto a otro y desciende para aterrizar ayudado por cámaras de vídeo. Con una velocidad de unos 100 km/h puede transportar hasta 200 kg de peso (lo cual incluye un piloto además de la carga) durante unos 20 o 25 minutos, lo que resultaría en un rango de unos 40 o 50 km de radio de alcance.

Esta distancia puede parecer poca, pero por hacernos una idea permitiría a un dron realizar un viaje de «ida y vuelta» desde cualquier punto del área metropolitana de Madrid al centro de la ciudad, lo que supondría poder llegar hasta lugares en los que actualmente viven más de 4 millones y medio de personas. Aunque la normativa al respecto todavía no es clara, parece que en este caso los vehículos contarían con ventaja al tratarse de «situaciones de emergencia».

La estrategia de Lung Biotechnology encargando un gran número de drones, probablemente pasa por utilizar varios puntos de recepción (hospitales), en una especie de «red» con decenas de drones repartidos estratégicamente en las áreas de mayor población junto a las grandes ciudades. De este modo, siempre se podría enviar el dron más cercano al lugar donde se produce un fallecimiento accidental para que tras la preparación y permisos adecuados, traslade los órganos en las mejores condiciones hasta el hospital donde se deban recibir para la donación.

Según se planifique, tal vez no sea necesario ni siquiera realizar el trayecto de «ida y vuelta» a velocidad de emergencia, sino solamente la ida: el radio de alcance aumentaría y con unos cuantos drones podrían cubrir mayores distancias (como todo el área de la Comunidad de Madrid con unas pocas decenas de drones). Se podría incluso pensar en trayectos con «transbordo de un dron a otro» para abarcar un área mayor.

La empresa que está apostando por esta tecnología cree que podría llegar a realizar cientos de envíos al día. Si los costes de la compra y mantenimiento de una flota de este tipo, frente a la mejora en el número de trasplantes, la hicieran rentable, sin duda se trataría de un gran avance para aumentar el número de trasplantes y salvar más vidas.


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