De entre todas las ideas futuristas que se están probando en el sector de la logística relacionadas con el comercio electrónico y la paquetería, una de la más curiosas es la de los drones voladores para realizar las entregas a domicilio. Aunque llegar a una solución universal es complicado –Geopost lleva investigando estas tecnologías desde 2016–, se han producido diversos avances en los últimos años que dejan ver posibles soluciones prácticas.
En este sentido, la empresa Zipline, que lleva años comercializando soluciones funcionales, ha presentado recientemente un dron de este tipo llamado Platform 2 Zip, capaz de recorrer hasta unos 15 km y bajar los pedidos descolgándolos desde decenas de metros mediante otro minidron de gran precisión –«a nivel de acertar en un plato sobre la mesa del jardín», dicen– y retornando luego a la base.
La experiencia con drones en diversas ubicaciones cuenta
Una de las ventajas de Zipline es que lleva más de siete años proporcionando servicios con drones en diversos países. Han utilizado varios modelos y métodos; sus mayores éxitos han sido con pequeños drones más parecidos a aviones de aeromodelismo que a cuadricópteros. Estos drones se lanzan desde un puesto base y aterrizan al volver, de esta forma, dejan caer los paquetes en paracaídas o a baja altura sobre los lugares de destino.
Su planteamiento es que cada entorno requiere de una solución y, si bien los envíos en pequeños avioncitos pueden ser prácticos para países como Ruanda –donde más de 3.000 hospitales los han utilizado ya para transportar material médico–, resultan adecuados principalmente para espacios abiertos, no tanto para ciudades demasiado «verticales». Con este tipo de drones se pueden alcanzar mayores distancias, lo cual en entornos rurales, urbanizaciones alejadas del centro o viviendas unifamiliares puede ser una solución perfectamente válida.
La solución es un invento híbrido: se utiliza el dron principal para el trayecto a larga distancia, que consume menos batería y, de su interior, desciende un dron secundario más pequeño, unido por un cable que desciende hasta depositar la caja o bolsa con el envío en el lugar adecuado. El fino cable proporciona cierta estabilidad y facilita la tarea incluso aunque haya fuertes vientos, uno de los problemas a los que se enfrentan este tipo de drones. La precisión de la entrega es de medio metro, de modo que también es más segura.
Práctico y a la vez ecológico
Entre los productos que pueden transportarse están los paquetes de comida rápida y gourmet y pequeños productos empaquetados normalmente. Según los cálculos de Zipline, entre el 80 y el 85 por ciento de los envíos son paquetes que pesan menos de 2,5 kg, lo cual es perfectamente compatible con este sistema. En cuanto a velocidad, calculan que es unas 7 veces más rápido que un envío convencional y que en algunas zonas (de Estados Unidos) se podría llegar al 99% de los hogares, así los paquetes llegarían hasta el jardín. Naturalmente, esto sería distinto en ciudades donde la tipología de las viviendas cambia. En las capitales españolas las viviendas tienden a ser más verticales, en pisos y apartamentos, y los jardines no son tan comunes excepto en las urbanizaciones y pequeños pueblos y ciudades.
Otro aspecto esencial es que todo el sistema es respetuoso con el medio ambiente, al ser los drones un medio de transporte eléctrico que simplemente se recarga para ser reutilizado. No hay emisiones contaminantes y lo normal sería utilizar electricidad procedente de energías renovables para recargarlos. Tampoco hay desechos ni materiales que se malgasten en el proceso.
Retos para los drones de reparto
Las regulaciones y normativas no ponen fácil el camino a este nuevo tipo de aparatos voladores. Uno de los retos es que las ciudades y autoridades adopten sus normativas para que estos aparatos puedan volar con seguridad por ciertas zonas. En España ya ha habido avances respecto a lo que se puede hacer con ellos y a lo que no.
Otro reto son las distancias que deben recorrer, que está limitada a unos 15 km. Zipline tiene algunas soluciones plausibles, entre ellas estaciones de recarga intermedias que podrían situarse en lugares estratégicos: los drones simplemente llegan, se cuelgan a sí mismos de la pared y se recargan antes de continuar su camino.
Aunque todavía pueda parecer algo casi del reino de la ciencia-ficción, este tipo de soluciones pueden llegar a ser viables en un momento dado. La estrategia de Zipline y otras compañías pasa por completar el desarrollo de estos inventos de forma práctica y demostrar que es posible desplegarlos a gran escala en lugares con suficiente densidad de población como para que la inversión sea rentable. Poco a poco, se verá si encajan con lo que la gente y las empresas necesitan para cubrir sus necesidades.
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