Los envíos de alimentos frescos y otros productos perecederos en vehículos de todo tipo, desde furgonetas a tráilers, han llevado a las empresas de reparto a equiparse con nuevas tecnologías para controlar la cadena del frío en todo momento. Se utilizan diferentes tipos de técnicas y sensores para garantizar que esos envíos de fármacos o alimentos lleguen siempre en condiciones óptimas. Pero… ¿cómo funcionan técnicamente esos sensores de temperatura? ¿Qué tipos hay y para qué se utiliza cada uno de ellos?

El «valor más medido» en todo tipo de industrias

Es sabido que la temperatura es el valor físico más medido en todo tipo de entornos, desde los del transporte a los meteorológicos o los médicos. Esta medición busca un valor lo más preciso posible y con una buena velocidad de respuesta. Además de esto, se busca que un sensor de temperatura tenga bajo mantenimiento, poco consumo energético y sea barato.

Básicamente existen dos grandes grupos de sensores de temperatura: con contacto y sin contacto. En los del primer tipo hay siempre dos cables que de algún modo están en contacto con la sustancia a medir, ya sea líquida, sólida o gaseosa. Es la diferencia de voltaje entre esos dos cables la que marca la temperatura; esos cables pueden ser circuitos planos, cables o bobinas, con diferentes prestaciones. Analizando la diferencia de voltaje, convirtiendo los valores analógicos (continuos) a digitales (discretos) y con la calibración adecuada –algo que hace la electrónica de los equipos– se pueden medir temperaturas entre -200°C y 1750°C o incluso más.

En este primer grupo de los sensores sin contacto están los RTD (detectores de temperatura resistivos), los termoacopladores y los tiristores. Los termómetros tradicionales también funcionan así; los hay bimetálicos (que registran el movimiento de una aguja en una bobina) y de gases o líquidos, también con una aguja móvil según se expande o contrae el gas/líquido en cuestión. Qué tipo de sensor se se use depende de sus aplicaciones; hoy en día los RTD son los más comunes.

El otro gran grupo son los «sensores sin contacto» y se han popularizado en los últimos tiempos como las famosas «pistolas» que miden la temperatura de las personas en aeropuertos, estaciones o al entrar en los edificios públicos, para detectar la fiebre. Lo que miden es la radiación infrarroja y en la industria se usan también en entornos peligrosos o cuando el contacto físico no es posible o recomendable.

Los termómetros industriales suelen ser de tipo RTD, robustos y fiables y sus valores se convierten a información digital que se puede conectar a otros dispositivos del Internet de las Cosas (IoT). Además suelen estar instalados en cajas resistentes al polvo y al agua (IP67 o superior) para aguantar bien en las condiciones más difíciles.

Tal y como se explica en el vídeo, en el caso de SEUR y Vodafone Business se implementó la solución de medición continua de la Cadena del frío mediante este tipo de sensores y dispositivos IoT (LogiCold) con que van equipados los transportes, tanto vehículos como tráilers, formando con otros dispositivos una red M2M (máquina-a-máquina). Estos dispositivos pueden realizar varias mediciones y se comunican mediante banda estrecha, dado que no necesitan transmitir grandes cantidades de información, de modo que cualquier red móvil / wifi les resulta suficiente, incluso en los lugares más remotos a los que no llegue el 5G/4G.

Entre los puntos a valorar en las soluciones de este tipo están principalmente la rapidez, flexibilidad y escalabilidad de este tipo de sistemas IoT. En el caso de SEUR y Vodafone Business se invirtieron más de dos millones de euros para garantizar entre otras cosas la temperatura controlada (entre +2°C y +8°C) y la perfecta trazabilidad de todos los productos enviados.


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