El poderoso influjo de las redes sociales a la hora de acaparar la atención de los usuarios y potenciales compradores está haciendo que poco a poco las tiendas comercio electrónico busquen en estas redes canales alternativos a través de los cuales realizar sus ventas. En muchos casos ya ni siquiera es necesario ir las tiendas a comprar: se puede hacer directamente desde las redes sociales.

Pero no solo se trata de añadir un canal de Twitter, Facebook o Instagram a la tienda – algo que requiere convencer a la gente para que se suscriba, se haga seguidora e interactúe de vez en cuando. Hoy en día las tiendas pueden utilizar su contenido en todas estas redes para promocionar directamente sus catálogos de forma más atractiva.

Un buen ejemplo es la reciente colaboración entre Shopify e Instagram, una plataforma de comercio electrónico y una red social con más de 700 millones de usuarios en todo el mundo. La fórmula consiste en que las tiendas pueden añadir tags a los productos físicos «comprables» que aparecen en sus fotos temáticas de Instagram de modo que esos tags aparezcan destacados cuando se ven las fotos – algo parecido a cuando se «etiqueta» a los amigos. De momento está función disponible en pruebas para tiendas de Estados Unidos, pero cabe esperar que esté pronto disponible internacionalmente.

Pinterest es otro gran ejemplo. Es una red social muy visual, sumamente popular entre el público femenino, en la que es sumamente fácil utilizar los canales y búsquedas como «ideas para regalos» para llegar a fotos de productos que se pueden comprar con un solo clic. Incluso en el resto de imágenes se puede usar la función «búsqueda visual» para localizar rápidamente prendas de vestir o complementos en imágenes similares, algunas de las cuales se corresponden a los canales de las tiendas. Más fácil imposible.

Otra fórmula similar es la de Facebook Marketplace, aunque en este caso la idea es más similar a la de un mercadillo entre particulares en el que se compran y venden productos de segunda mano. La presentación es muy visual y las fotos son obligatorias, junto con el precio y una pequeña descripción. Junto a cada producto aparece un botón para intercambiar mensajes entre compradores y vendedores y se puede hacer todo sin salir de la app. Facebook ofrece la ventaja de la ubicación (se pueden buscar productos que están cerca, o en la misma ciudad) y además el servicio es totalmente gratis. Eso sí, no ofrece una plataforma para los pagos (debe acordarse entre comprador y vendedor) así como la forma de envío.

Estas formas de integración resuelven varias de las principales problemáticas a la hora de compartir los contenidos: cómo sacar partido de lo que comparte una tienda en las redes sociales, cómo calcular la eficiencia en términos de ROI (retorno de la inversión) y cómo obtener datos objetivos sobre qué se ve, cómo se interactúa con ello y cuán efectivo resulta.


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